Año CXXXIV
 Nº 49.053
Rosario,
domingo  11 de
marzo de 2001
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Primera B Nacional
Córdoba perdió con Banfield y quedó con la soga al cuello
Con esta derrota los charrúas están a 2 puntos de San Miguel, su rival en el descenso

Gustavo Yarroch

Córdoba se parece a un paciente en estado reservado: algunos le auguran esperanzas de vida; otros, los menos optimistas, creen que son pocas las horas que le quedan por disfrutar. El fútbol no es una cuestión de vida o muerte ni mucho menos, pero la comparación sirve para graficar el presente de los charrúas después del 3 a 1 ante Banfield.
Las instantáneas del final lo dijeron todo. Los rostros tristes, los gestos resignados, la desazón de los jugadores y del técnico, Nelson Forgués. Y no era para menos. Córdoba está descendiendo, y su rival directo en esa lucha, San Miguel, le lleva dos puntos de ventaja con un partido menos.
Para Córdoba el panorama es tan poco alentador como fue el comienzo del partido. Porque apenas habían transcurrido 10' cuando Banfield se puso 1 a 0: con el cabezazo goleador de Leeb. Hasta ese momento era poco lo que había ocurrido, pero el local al menos había insinuado más.
Mazzuco trepaba por izquierda y lastimaba. Pero Garrafa Sánchez no estuvo inspirado y a Banfield le costaba llegar al segundo. Las obligaciones, sin embargo eran de Córdoba que no mostraban ni el fútbol ni la decisión para llegar a la igualdad. Encima, Paquez recibió su segunda amarilla y dejó a su equipo con diez.
Forgués decidió el ingreso de Pignatta por el inexpresivo Fórmica. Córdoba encontró la profundidad deseada y, antes del primer minuto, Luchetti sacó una volea de Maxi Santa Cruz. Hasta que, a los 4, el Santa Cruz de Banfield, Fabián, bajó a Pignatta en el área y Aira trocó el penal por gol.
Cantero casi sorprende con un remate lejano, pero a medida que el reloj avanzaba, los charrúas se replegaron. Banfield no podía, y su gente se impacientaba. Córdoba sentía que el empate era posible. Error. A los 34, cayó el enésimo centro, y González le dio al gol.
Ya sin fuerzas, Córdoba no tuvo espacio para intentar la heroica. Y, antes del final, Forestello festejó el tercero. Resultado incuestionable, diferencia exagerada. Pero eso poco importa: Córdoba sabe que está enfermo, y también que los medicamentos que le hacen falta no se consiguen fácil.



Herrera remata exigido en una de las llegadas charrúas.
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