El ex presidente Raúl Alfonsín advirtió que con la concentración de la riqueza, en unos pocos años "sucederán cosas sumamente peligrosas", volvió a embestir contra la influencia de los mercados sobre los Estados y reivindicó el rol de la política para encontrar una solución. En un reportaje donde analizó el futuro de América latina, Alfonsín aseguró que "con la globalización y la unificación del mercado liberamos un diablo que creó una enorme riqueza sin aprender a repartirla", por lo que enfatizó que "si no somos capaces de distribuirla rápido, todo se derrumbará". Para Alfonsín, hay siete potencias en el mundo, "pero que no tienen poder sobre el mercado" que es el que maneja, y esto generará problemas porque en los últimos años se ha "quebrado el poder de los Estados y olvidamos formar un poder político mundial". "En 30 años, Estados Unidos más Europa tendrán el 80 por ciento de la población del planeta y el 60 por ciento de su riqueza y podrán, perfectamente, levantar una barricada" y esto "terminará mal para el resto del mundo", vaticinó. "Para mí sucederán cosas sumamente peligrosas", como "fanatismos religiosos, sectas, dictaduras", resaltó, por lo que estimó que es un tema que debe preocupar a la clase política. El ex presidente propuso para revertir esta situación "crear poderes continentales que tengan medios para combatir la droga, la violencia y armar instituciones para distribuir las riquezas". En este marco, admitió que "los políticos, como los pilotos de avión, están convencidos que no hay que mostrar preocupación". "Sin embargo, compartir la preocupación es lo que corresponde. Eso es solidaridad", afirmó. Las afirmaciones contra "el extremismo económico" de Alfonsín no hacen más que reforzar la línea discursiva que viene adoptando el ex presidente en los últimos meses, y que recrudeció cuando lanzó su candidatura a senador nacional por la Alianza de la provincia de Buenos Aires. En esa oportunidad, dijo que aceptó pelear una banca en el Senado de la Nación para combatir a "los fundamentalistas del mercado", una expresión considerada nada feliz en el seno del radicalismo, ya que la hizo el mismo día en que asumió como ministro de Economía Ricardo López Murphy.
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