Javier Parenti
Newell's sació su sed de victoria y le puso color y calor a su marcha en el Clausura. Su juego cambió, el resultado le sonrió con el 2 a 1 sobre Argentinos y la levantada exhibida en el empate ante Boca -previa dolorosa caída con Chacarita- se cristalizó anoche con tres puntos muy necesarios y oportunos. Y todo comenzó cuando Almirón se animó a sacudir la red y transformar las quejas airadas contra Favale, que no había sancionado un dudoso penal, en locura por el 1 a 0. Es que Newell's necesitaba ganar de arranque y el golazo del volante facilitaba la misión apenas pasado el cuarto de hora inicial. Una conquista clave para una tarea que ya de por sí era complicada, porque Argentinos le jugó de igual a igual y sin temores. Por eso cuando Pena lo cruzó a Quintana en el área todo Newell's protestó, pero no hubo caso y el juez sólo dio córner. De la esquina llegó el centro y Grabinski con un cabezazo exigió a Sanzotti. Y del nuevo córner hubo un rechazo, la pelota le cayó en los pies a Almirón, quien la clavó cruzado arriba y en el segundo palo para abrir el marcador y festejar con el Pipa Higuaín su primer tanto en primera. Desde ahí Newell's se paró mejor, aunque sin sobrarle nada, porque Argentinos fue a buscar el empate. El que se le negó cuando Bustos cabeceó afuera y en un zurdazo del ecuatoriano Hurtado. De todos modos, los rojinegros, de la mano de Almirón, volvieron a llevar peligro con un potente tiro libre del Negro Junior y en una entrada de Rodríguez, quien se acomodó en el área pero su remate se fue arriba del horizontal. Y Ribolzi se jugó un nuevo cambio táctico para la parte final, pero no para aguantar el 1 a 0 sino con el objetivo de tener un arma ofensiva para aumentarlo sin desprotegerse. Tiró a la cancha a Mauro Rosales y la abrió por las puntas para contraatacar con certeza. Imaginó a Argentinos arriesgando y buscó la fórmula para golpearlo. Así fue. Bastó el primer desborde por derecha -aunque el que lo hizo fue Saldaña y no Rosales- y Quintana ingresó como goleador para definir el partido. Era 2 a 0, faltaba mucho pero el aroma a triunfo se respiraba en el Coloso. Una sensación que los hinchas hicieron suya para no cansarse de gritar y festejar. Es que el equipo del Checho Batista buscó descontar, pero no tuvo ideas y encontró una dura resistencia rojinegra en el esfuerzo de Grabinski para desdoblarse como volante tapón y defensor, sumado a la entrega de Ponzio para anular a Insúa. Encima, en el área los extranjeros del Bicho no picaron. Newell's pudo haber gritado más, se perdió varios goles hechos por la falta de oficio (Saldaña) y distancia (Quintana) para definir y sufrió un gol innecesario en el minuto final, cuando Bustos la mandó a la red desde fuera del área. La Lepra ya había ganado. Los tres puntos habían sido sumados a la tabla y el proceso de consolidación bajo un nuevo dispositivo táctico sigue su curso.
| |