"Nosferatu el vampiro", rodada en 1922 por Friedrich Wilhem Murnau, con Max Schreck en el papel del conde, fue una de las películas mudas más importantes del cine alemán. A pesar del título discordante, se trata de una adaptación de la novela de Bram Stoker, el clásico del género. "Drácula", rodada en 1930 bajo la dirección de Ted Browning, es la versión norteamericana en la que por primera vez Bela Lugosi representa al maligno vampiro. Antes había contribuido ya al éxito de la versión norteamericana. Según dicen, Bela Lugosi se había identificado hasta tal punto con el papel de Drácula que pidió ser enterrado con capa rojinegra. Lugosi pasó a ser el prototipo fílmico del vampiro. Otros filmes en los que intervino en el papel del conde son "La marca del vampiro", dirigida por Ted Browning en 1935; "la hija de Drácula", dirigida por Lambert Hilliger en 1936; "El murciélago diabólico", dirigida por Jean Yarbrough en 1940; "El regreso del vampiro", dirigida por Lew Landers en 1943, y "La hija del murciélago diabólico"; dirigida por Frank Wisbar en 1946. A finales de la década de los cincuenta, la pequeña productora Hammer creó una serie sobre Drácula. El conde fue encarnado por Christopher Lee, que había heredado el anillo "mágico" de Bela Lugosi, lo cual en cierto modo le confería el carácter de sucesor. Lee también ostentaba rasgos misteriosos. Provenía de una familia noble italiana y afirmaba que su árbol genealógico se remontaba a Carlomagno. Su debut como el conde vampiro fue su primer papel como protagonista y su última oportunidad en el negocio del cine, ya que durante más de diez años había representado papeles secundarios. Los mejores filmes de este ciclo vampirista, de doce años de duración, fueron: "Drácula", 1958, dirigido por Terence Fisher; "Drácula, príncipe de las tinieblas", 1965, también realizado por Fisher, y "Drácula vuelve de la tumba", 1968, bajo la dirección de Freddie Francis. En el años 1979 hubo un renacer de las películas de vampiros, y Drácula volvió tres veces más a la pantalla. El gran místico alemán Wernerg Herzog se unió al célebre Klaus Kinski para realizar "Nosferatu", un filme que muchos críticos consideran como un verdadero himno. El "Drácula" hollywoodense de John Badhams, con el bello Frank Langella como protagonista, prometía en principio algo novedoso al presentar al conde presa de un mal romántico -melancólico a lo Byron-. La concepción, estimulante de por sí, fue torpedeada por un exceso de violaciones estilísticas. Stan Dragoti, con su "Amor al primer mordisco" (George Hamilton en el papel de Drácula"), aportó una parodia sobre los filmes de vampiros que, por desgracia, no pudo aventajar al insuperable clásico del género de sátiras sobre Drácula: "El baile de los vampiros", de Roman Polanski (1966). N. de la redacción: a esta cronología hecha por Ralf Peter Martin habría que agregar el "Drácula", de Francis Ford Coppola, con Gary Oldman como el conde transilvano.
| |