No hace falta más que echarle un ojo a los tiempos marcados en los entrenamientos cronometrados para ver la velocidad de los monoplazas de 2001 desde las primeras vueltas. Pese a que la Federación Internacional del Automovilismo trató de bajar la velocidad de los autos, lo cierto es que la técnica avanza continuamente y en forma tan vertiginosa como la misma Fórmula 1.
A modo de ejemplo, Rubens Barrichello consiguió el mejor tiempo en la sesión libre del viernes (1m 29,056s), tres segundos menos de lo que hizo Schumacher el año pasado. Durante sus primeras vueltas al circuito, el brasileño ya estaba por debajo de la pole de 2000.
Al final, la pole de Schumacher de este año fue de 1m 26,892s, 3,664 segundos más rápido que la lograda por Hakkinen en 2000. Una barbaridad. Si alguien hubiera logrado este año el tiempo del finés, se hubiera ubicado 19º.
La guerra de neumáticos entre Bridgestone y Michelin no es de extrañar ante las prestaciones de los F-1. La llegada de la firma francesa se ha dejado ya sentir, ya que los neumáticos son ahora más eficaces y Bridgestone no se ha quedado atrás. Como se preveía, y a pesar de la nueva reglamentación que intenta reducir las prestaciones de los monoplazas, los F-1 de 2001 son aún más rápidos.
La FIA no tardará en reaccionar. Con los muros tan cerca de la pista y las escapatorias de grava tan peligrosas, los dos primeros días del Campeonato de 2001 ya han dado algunos sustos. Esto es lo que le gusta al público, aunque no a los dirigentes del circo, que desde la muerte de Ayrton Senna en el Gran Premio de San Marino del 1º de mayo del 94, intentaron por todos los medios brindarle la máxima seguridad a los pilotos, aun a costa de reducir el espectáculo en pista.
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La Ciudad
