El poeta francés René Char definió a la obra de Balthus como "verbo en el tesoro del silencio", traduciendo así una pintura a la vez realista y suspendida en el tiempo. Al igual que el inglés Francis Bacon -al que lo vincula su preferencia por la figuración en un contexto que se volcó casi de manera excluyente a la abstracción- Balthus cultivó sus obsesiones particulares y se valió con frecuencia del simbolismo de figuras en una habitación que claustrofóbicamente las contiene y las encierra en ella. "Si Bacon parece a veces pintar la violación, Balthus da su anticipación", sostuvo el crítico Edward Lucie-Smith. Muchachas adolescentes desnudas se tumban de manera poco elegante en posturas llenas de abandono, invitando a la violencia sexual, como por ejemplo en "El dormitorio". Al artista se le atribuyen más de 350 cuadros, entre los que se destacan "La rue", de 1933, una escena callejera de resonancias surrealistas a pesar del total realismo de su representación; la obra se conserva en el Metropolitan Museum de Nueva York. Igualmente célebre es "La montaña", de 1937, inspirada por una de sus estancias en los Alpes del cantón suizo de Berna, y que testimonió su eterna nostalgia de un mundo de inocencia perdida, preservado de los desencantos de la edad adulta y de los cambios de la modernidad. En 1961, el escritor y político André Malraux consiguió que fuera nombrado director de la Academia de Francia en la Villa Médicis de Roma, ciudad donde vivió hasta que abandonó ese cargo en 1978, pero desde donde viajó con frecuencia al Lejano Oriente, que influyó también en su pintura. El pintor se había instalado en Suiza en 1977 en compañía de su segunda esposa, Setsuko, de origen japonés, en un antiguo hotel transformado en chalet en el pueblo alpino de La Rossiniere, en el cantón de Vaud.
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