Con el fastuoso y colorido desfile de unos treinta mil danzarines, que interpretaban centenarios bailes de indígenas y afroamericanos, comenzó ayer el carnaval de la ciudad boliviana de Oruro, una de las expresiones culturales más ricas de América. El desfile o entrada de Oruro (239 kilómetros al sur de La Paz) marcó también el inicio de cuatro días de carnavales la oriental Santa Cruz de la Sierra o la suboriental de Tarija, cerca de la frontera con Argentina. Otra entrada muy tradicional en Bolivia, aunque sin la vistosidad orureña, se llevará a cabo hoy en La Paz. Haciendo gala de una magistral coreografía, los danzarines de Oruro recorren casi cuatro kilómetros interpretando ancestrales caporales, diabladas, morenadas, tinkus y tobas, bailes que expresan las vivencias de los indígenas y de los africanos que fueron traídos contra su voluntad al continente americano por los conquistadores. La danza de la diablada -una mezcla de cristianismo y paganismo con la que los aborígenes representan la lucha entre el bien y el mal, según folcloristas- es símbolo del carnaval de Oruro. Los bolivianos han pedido a la Unesco que declare al carnaval de Oruro patrimonio de la humanidad. "Estamos ansiosos por que el carnaval sea aún más espectacular que en otras ediciones, pero sin olvidar sus aspectos ancestrales y tradicionales", dijo el presidente de la Asociación de Conjuntos folklóricos de Oruro, Wálter Zambrana. El carnaval de Oruro, una ciudad minera ubicada en pleno altiplano andino, se enfrentará en mayo a otros 188 países que postularán en la primera versión de la entrega de la declaratoria. La nominación fue creada recientemente por la Unesco, con el fin de proteger las expresiones vivas de la cultura tradicional y popular. Este año, el carnaval de Oruro generará más de seis millones de dólares, teniendo en cuenta que su organización mueve a diferentes rubros profesionales. "Participan artesanos, músicos, comerciantes, bordadores, hoteleros, transportistas. Mucho dinero circula durante estos días", explicó Zambrana. Quienes visitan Oruro aprovechan, además, para pagar promesas y pedir favores a la venerada Virgen del Socavón, la patrona de la ciudad.
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