Año CXXXIV
 Nº 49.039
Rosario,
sábado  24 de
febrero de 2001
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Lácteos: un arreglo a regañadientes
Para la industria regional, el acuerdo con Brasil es un mal menor. Urge conseguir mercados alternativos

Fabiana Monti

El acuerdo logrado entre Brasil y Argentina por los lácteos, después de una larga ronda de negociaciones y de vaivenes, no dejó muy contentos a los industriales locales. Si bien afirman que es uno de los "males menores" no terminan de aceptar ni los procedimientos realizados por los vecinos del Mercosur para aseverar que existía dumping y en rigor niegan cualquier tipo de competencia desleal.
De todas maneras, el establecimiento de un precio mínimo para la tonelada de leche en polvo les da una referencia, aunque sostienen que en algunos meses el valor les impedirá comercializar con ese país y ya están pensando en buscar mercados alternativos.
Una serie de denuncias de productores brasileros a la Decom (defensa del consumidor), originó una nueva controversia entre Argentina y Brasil.
La controversia tenía un plazo establecido, el 22 de febrero, fecha en la cual, de no solucionarse las diferencias, Brasil comenzaría a establecer aranceles al ingreso de lácteos argentinos.
Mucha agua corrió bajo el puente, pero finalmente el 15 de febrero pasado, el ministro de Economía, José Luis Machinea, anunció el acuerdo con los socios y el establecimiento de un precio mínimo de 1.900 dólares la tonelada de leche en polvo, con una fluctuación del once por ciento, durante tres años.
El gobierno argentino manifestó su beneplácito por la resolución pero los industriales del sector aceptaron a regañadientes la medida, a pesar de haber participado en la elaboración de la propuesta de salida.

Peor es nada
El punto de partida de los industriales argentinos es que no "aceptan" las denuncias de dumping efectuadas por los brasileros, y en los pasillos se escucha la queja: "finalmente tenemos que pagar la ineficiencia de los productores de Brasil".
Luis Jullier, presidente de Milkaut, explicó: "Hemos recibido la confirmación por parte de la Decom de la aceptación a la propuesta, pero ponemos objeciones al origen del acuerdo, porque nunca hemos incurrido en dumping" y agregó: "Entre los argumentos este es uno de los males menores".
El presidente de la firma láctea santafesina señaló que si bien el precio es regido según parámetros internacionales, probablemente haya épocas del año que existan serias dificultades para comerciar con Brasil, porque el valor puede llegar a ser muy alto.
"No podemos hacer futurismo, y creo que en los próximos 6 meses se puedan mantener estos niveles, pero si cae el mercado van a existir serios problemas", aseguró.
Ricardo James, director del Centro de la Industria Lechera (Ceil) coincidió con Jullier en que todo va a depender de las fluctuaciones del mercado internacional, pero fue enfático a la hora de señalar las desprolijidades que se observaron en el proceso de investigación llevado a cabo por la Decom. "El problema es que si no se aceptan, llevarlo a un tribunal superior implicaba más de un año sin poder vender a ese país", afirmó el dirigente.
De todas maneras, James reconoció que el acuerdo igual significa una restricción al comercio y que el gran dilema para el sector es el desafió de buscar nuevos mercados.
En rigor, si bien reconocen las ventajas que significan vender a Brasil por su cercanía, también admitió que ya hubo intentos de buscar nuevos horizontes como México, Argelia, Sudeste Asiático o la costa oeste de Africa. "Los márgenes son menores pero hay que buscar nuevos caminos", aseguró el director del Ceil.


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