La Bolsa de Buenos Aires estuvo ayer entre las que recibió los peores golpes entre los países emergentes por la crisis bursátil y financiera que sacude a Turquía. Desde el comienzo de la rueda los papeles se perfilaron para abajo y la intensidad de las ventas fue aumentando a medida que transcurría la jornada para desembocar en una caída del 4,22 por ciento en el índice Merval de las empresas líderes, que incluye a firmas locales y extranjeras.
En lo que va del mes de febrero la bolsa porteña retrocedió un 15,5 por ciento, y los expertos advierten que el descenso de los títulos públicos y las acciones no se puede relacionar sólo con el derrumbe turco, ya que tiene componentes propios alimentados fronteras adentro.
Según los analistas, el mercado sufre el impacto de un cóctel de malas noticias que además de la crisis en Turquía incluyen:
* La renovada artillería que apunta al presidente del Banco Central, Pedro Pou.
* La debilidad del real brasileño que le quita competividad a la producción local.
* La falta de dinámica de la economía argentina.
* La alta volatilidad de Wall Street que refleja la incertidumbre respecto de la marcha de la economía norteamericana y lleva a que los inversores castiguen las valuaciones de las compañías.
* Aparece cada vez más lejana la posibilidad de que la Reserva Federal de EEUU recorte las tasas de interés.
Esos factores se sumaron ayer para empujar el derrumbe de los papeles. Cayeron tanto los bonos globales (entre el uno y el 1,15%) y los papeles de la deuda externa (de 1,1 a 2,6%)
Confirmando que la desconfianza también abarca a los mercados de la región, la Bolsa de San Pablo retrocedió ayer 1,99 por ciento y la de México quedó 3,82 abajo.
La moneda brasileña volvió a debilitarse en su relación con el dólar y terminó en uno de los niveles más bajos de los últimos dos años. El real cerró a 2,0450 por cada billete norteamericano. En los peores momentos de la crisis financiera de Brasil a inicios de 1999, el real se cotizaba a 2,07 por dólar.
El panorama que provenía de Wall Street tampoco era alentador. El tradicional índice Dow Jones perdió 1,90 y el Nasdaq de las compañías de alta tecnología cayó 2,13 por ciento.
El ojo de la tormenta
En Turquía, que ahora es el epicentro de todas las tormentas, las acciones se derrumbaron 18,11 por ciento y paralelamente las tasas de interés se empinaron al 4.500 por ciento. Los mercados monetarios se congelaron en medio de reportes de que algunos bancos estatales eran incapaces de cumplir con sus compromisos.
Empresarios y analistas de mercado especulan que Turquía podría decidir devaluar su moneda, la lira, abandonando un mecanismo controlado que es escencial para el programa de reforma financiera que respalda el FMI. Algunos opinan que la alternativa elegida será la libre flotación de la moneda.
En diciembre último, Turquía consiguió el apoyo del FMI, que le extendió un préstamo por 7.500 millones de dólares. Pero la crisis actual es de mayor envergadura.