Año CXXXIV
 Nº 49.035
Rosario,
miércoles  21 de
febrero de 2001
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Nuevo barrio Toba
Tomó de rehen a su vecina por causas pasionales

Un hombre tomó como rehén a una joven vecina embarazada y amenazó con hacer estallar una garrafa para saldar cuestiones pasionales. Al cabo de cinco horas y tras una tensa negociación con efectivos de las Tropas de Operaciones Especiales (TOE) se entregó y quedó demorado hasta que se aclare su situación procesal.
Testigos del suceso indicaron que todo se inició cerca de las 17 en una casa de pasaje Público 1830, a la altura de Rouillón al 4400 y a pocos metros de la avenida de Circunvalación. La vivienda que ocupa Sonia, de 21 años, una de las protagonistas de la historia, está emplazada en el Nuevo Barrio Toba, un conjunto de casas humildes habitadas por familias que llegaron desde La Tablada. El hombre que la mantuvo encerrada bajo la amenaza de "volar" el lugar, Roberto, de 42 años, vive en una vivienda lindante desde que dejó su casa del barrio Plata.
Roberto trabaja como pintor, está separado y tiene tres hijos. Dos de ellos estuvieron merodeando la barriada durante el episodio. Sonia está casada y tiene una hija, pero además aguarda la llegada de un bebé que sería de Roberto.
Al parecer, según fuentes policiales, el hombre y la mujer iniciaron una relación afectiva hace algún tiempo, pero el motivo que desencadenó el suceso fue una decisión que habría adoptado la mujer. "Al parecer, la chica quería abortar y entonces él quiso blanquear la situación contándole todo al marido de Sonia".
Precisamente, esa fue la exigencia de Roberto a los efectivos de las TOE: que el marido se haga presente para que se entere de la relación extramatrimonial. Pero no fueron fáciles las negociaciones ya que el hombre activó en varias oportunidades la garrafa. "Corría la perilla para que emanara gas", contó un vocero de las TOE.
Cerca de las 19, arribaron al lugar agentes de las TOE e iniciaron la negociación con Roberto mientras móviles del Comando Radioeléctrico rodeaban la zona. En un primer momento el diálogo se canalizó a través de uno de los hijos del hombre atrincherado. Un agujero donde estaba ubicado un aparato de refrigeración de la casa era el conducto que utilizaban los policías y Roberto para comunicarse mientras los vecinos observaban la escena. También llegó al lugar el jefe de la Unidad Regional II, comisario general Francisco Previtera, para participar del cónclave.
Mientras esto ocurría, el esposo de Sonia estaba en una vivienda del barrio esperando el desenlace del episodio. Junto al negociador de las TOE también se encontraban un médico clínico y un psiquiatra para asistir a los protagonistas de la historia.
Después de dos horas y media "de charla", Roberto se entregó: abrió la puerta y salió, aunque, según contó el vocero, "el hombre estaba nervioso pero la situación nos parecía controlable". Roberto y Sonia se subieron a móviles policiales y fueron trasladados a la comisaría 7ª, por disposición del comisario Previtera, quien adujo "razones de infraestructura" en la seccional del barrio. El reloj marcaba las 21.40 y todo había finalizado de una manera incruenta.


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