Año CXXXIV
 Nº 49.035
Rosario,
miércoles  21 de
febrero de 2001
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La conciencia del buen director
A los 87 años murió en Los Angeles el cineasta Stanley Kramer
El realizador estadounidense creó una obra que indaga en los temas del poder y la discriminación en su país

Quien haya visto aquella escena, seguramente nunca la olvidará en su vida: Gary Cooper, con un revólver en la mano en una calle polvorienta, se enfrenta solo a una banda de forajidos. Stanley Kramer, que murió el lunes pasado a la noche, a los 87 años era igual que el sheriff de "La hora señalada": íntegro, inquebrantable y plenamente convencido de que al final lo bueno vence.
Así lo mostró el productor de esta película que dirigió Fred Zinnemann en muchas de sus legendarias obras, que en total obtuvieron casi 80 nominaciones para los Oscar y ganaron 16 de los premios cinematográficos más prestigiosos del mundo.
Una de las freses clave del laureado realizador de "El juicio de Nurenberg" (1961), largometraje en el que sienta al régimen nazi en el banquillo de los acusados, bien podría ser el credo de Kramer. "Dejen saber a todos en qué creen ustedes: en la verdad, en la justicia en el valor de cada una de las personas".
Steven Spielberg dijo sobre él: "No sólo por el arte y la pasión que lleva a la gran pantalla es Stanley Kramer uno de nuestros más grandes realizadores. También es por su contribución a la conciencia del mundo".
El propio Kramer se resistía a ser elogiado como "descubridor de las películas con mensaje" y defendió que nunca hizo "message movies" para enseñar al público. Kramer aseguró que sólo le interesaban las historias que emocionasen.
Entendió tan brillantemente cómo traducir todo ello a la gran pantalla, primero como productor y desde mediados de los 50 como realizador, que sus "películas para personas pensantes" se convirtieron en éxitos de taquilla, pese a tocar temas serios.

El promotor de los jóvenes
En toda esta trayectoria, el director nacido en Nueva York ayudó también a jóvenes actores. Algunos actores le deben a él papeles estelares que les proporcionaron luego el Oscar, como por ejemplo José Ferrer, por "Cyrano de Bergerac", y Gary Cooper por "A la hora señalada".
Luchó desde la gran pantalla en varias de sus películas contra el racismo, como "The Pride and the Passion", la película que protagonizan Tony Curtis y Sidney Poitier y que versa sobre un par de presos, uno blanco y otro negro, que huyen de la cárcel emprendiendo el camino hacia la libertad. En el camino dejan aparte los prejuicios raciales desde el respeto mutuo.
Diez años más tarde destapó la sombra racista que ensombrece una familia blanca estadounidense de clase media en "¿Adivina quién vino a cenar?, cinta en la que Sidney Poitier es presentado como futuro yerno a unos padres (Spencer Tracy y Katharine Hepburn) impresionados por el color de la piel del novio de su hija.
Con "The Secret of Santa Vittoria" (1969), Kramer levantó su bandera contra la sinrazón del armamento nuclear y dejó claro los peligros de esta vía mediante una sombría perspectiva de futuro y "Inherit the Wind" (1960) constituyó una patada contra el fanatismo religioso. En esta película, interpretada por una de sus estrellas fetiche, Tracy es un abogado que defiende a un profesor de biología contra la acusación de difundir mentiras ateas al impartir en sus clases la teoría de Darwin.
Con "Ship of Fools" Kramer realizó una de sus películas más logradas en las que se advierte contra cualquier ideología totalitaria. Las actuaciones magistrales de Vivien Leigh, Oskar Werner, José Ferrer y Simone Signoret redondearon esta obra sobre unos viajeros que se trasladan en un barco de México a Alemania, país que entretanto vive la llegada al poder de los nazis.



Kramer lanzó la carrera de Sidney Poitier al estrellato.
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