Tel Aviv. - Las negociaciones para formar un gobierno de unidad nacional entre las dos principales fuerzas políticas de Israel, el Likud y el Partido Laborista, entraron en un impasse a causa de las diferencias sobre el papel que cada partido tendría en la nueva administración. En el centro de la disputa se ubica la aspiración de laboristas y derechistas del Likud para dirigir las conversaciones de paz con los palestinos. El primer ministro saliente, el laborista Ehud Barak, afirmó hoy que las condiciones que pretende imponer el Likud, cuyo candidato Ariel Sharon propinó una humillante derrota al actual premier en las elecciones del 6 de febrero, pone en peligro la formación de una gran coalición. Los dirigentes del Likud pretenden que sea Sharon quien dirija personalmente las negociaciones de paz, pero los laboristas insisten en que la tarea quede en manos de un "gabinete de paz" encabezado por el ex premier laborista y arquitecto de los acuerdos de Oslo Shimon Peres. Sharon, cuyo objetivo declarado es lograr una mayoría estable que apoye su gestión, declaró bajo la presión de sus propias filas: "Barak fue un muy buen soldado. Bajo otra política y bajo mi dirección funcionará muy bien". Pero Barak rechazó las palabras de su sucesor en la jefatura de gobierno. "No somos ejecutores de las órdenes de la derecha", dijo a Radio Israel. El otro punto de controversia radica en el rechazo de los laboristas a la inclusión de los pequeños partidos de ultraderecha con presencia parlamentaria. Entretanto, la comisión investigadora israelí creada por Barak para esclarecer la muerte de 13 árabe-israelíes a manos de la policía en el norte del país, en octubre del año pasado, comenzó a sesionar en público. Las declaraciones de residentes árabes del pueblo de Jatt, en Galilea, y de varios policías israelíes fueron transmitidas en directo por Radio Israel. El violento episodio causó indignación en la población árabe-israelí, un 12% del electorado israelí. Tres cuartas partes de los árabe-israelíes, que tradicionalmente votan a los laboristas de Barak, boicotearon las elecciones del 6 de febrero que proclamaron a Sharon como próximo jefe de gobierno.
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