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Nuestra querida peatonal

Con mucho orgullo vi construir nuestra peatonal, a todos los rosarinos nos pasaba lo mismo. Cuando se terminó nos pareció un sueño. Ahora la recorro, pesan mis pies para hacerlo y mi corazón se estrecha. Termina en una plaza muy descuidada, frente a nuestra maravillosa Basílica, luego el Monumento a la Bandera y luego el Paraná, ahí se nos pierde la vista con tanta belleza. Mis sentimientos sugieren que se arreglen los cráteres y las baldosas rajadas, una silla respetable para los que piden limosna tirados en el suelo, una pintada a los bancos de los jubilados y a las columnas de luz, sacar las manchas negras del piso y poner algunos bellísimos árboles más, entre otros. Cuando hay paros evitar las concentraciones en este bello corazón, que las hagan en las avenidas. Sería bueno también una música muy suave, no en la mañana temprano, sino en el fragor del mediodía. Tenemos que respetarnos los unos a los otros, en vez de quejarnos.
DNI 1.677.956