Año CXXXIV
 Nº 49.032
Rosario,
domingo  18 de
febrero de 2001
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Hace tres semanas, un hecho con ribetes similares
El 26 de enero un garrafero reaccionó ante un asalto. Murieron dos ladrones y un ciclista fue herido

La violenta reacción adoptada la tarde de ayer por el propietario de una distribuidora de bebidas de la zona noroeste de la ciudad, tiene un antecedente muy reciente en la crónica policial rosarina. Ocurrió el 26 de enero pasado y tuvo como protagonista al dueño de un comercio de venta de garrafas. En esa ocasión el herido fue un ciclista que pasaba ocasionalmente por el lugar aunque, como ayer, muchos vecinos estuvieron en riesgo por la balacera.
Aquel día, poco después de las 16.30, al menos dos delincuentes armados llegaron al local de Rueda Gas, ubicado en Felipe Moré 3064, propiedad de Fernando Pasellio, de 46 años. Según la información policial de aquel momento, que después confirmó el mismo comerciante, los hombres entraron efectuando disparos al aire. Frente al local habían dejado las dos bicicletas en las que se movilizaban.
La acción sorprendió a Pasellio y al sereno del local, Marcelo Ariel Zárate, quienes fueron amenazados por los ladrones. Sin embargo, el garrafero extrajo un arma y repelió rápidamente el ataque. Entonces los delincuentes emprendieron la huida cubriéndose con balazos.
Tras ellos salió el comerciante con un revólver calibre 6.35 y se desató un feroz enfrentamiento que obligó a muchos vecinos, que a esa hora se refrescaban en las puertas de sus viviendas, a esconderse velozmente. El ruido de las balas también alertó a un cabo de la policía rosarina que vive en inmediaciones del lugar y que salió arma en mano para sumarse a la balacera.
En el intercambio de disparos, uno de los delincuentes cayó muerto a unos 40 metros del local que había pretendido asaltar. Junto a él estaba la bicicleta con la que escapaba y una pistola calibre 9 milímetros. La policía lo identificó como Pablo Alejandro Alvarez, de 23 años. En tanto su cómplice, Julio Contreras, de 22, recibió tres impactos de bala y fue derivado gravemente herido al Heca, donde murió un día después.
Por su parte, Pasellio sólo recibió dos heridas leves de bala y se recuperó algunos días más tarde, al igual que Juan Luis Ramos, un ciclista de 40 años que pasó casualmente por el lugar y fue alcanzado por una bala que milagrosamente sólo le partió un diente y detuvo la marcha en su boca.


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