La extraña muerte de Mariano Perel cada vez parece más un suicidio precedido por un uxoricidio. De haberse tratado de un doble asesinato, él o los homicidas debieron seguir al matrimonio hasta la urbanización Hamlet, en Cariló, ingresar a la cabaña alrededor de las tres de la mañana sin despertarlos, encontrar la pistola Walther PPK calibre 7.65 de Perel y despacharlos a ambos de dos tiros en la nuca con tanta rapidez como para que el segundo en ser asesinado no pudiera siquiera atinar a cambiar de posición. Y, previamente, ingeniárselas para escribir en la computadora portátil del occiso el extraño mensaje en inglés, donde se afirma Perel es un "gringo" muerto a causa de la falta de pago de un "rescate" (¿coima?) del Citibank, un mensaje casi calcado de otro aparecido horas antes sobre el cuerpo de un ingeniero petrolero norteamericano secuestrado en la frontera entre Ecuador y Colombia, bien por narcotraficantes, bien por un desprendimiento dedicado al bandidaje de las Farc, tal como aseguran voceros de Bogotá.
Quedan, claro, muchos interrogantes que, como es ya costumbre, difícilmente podrán dilucidarse gracias a la pésima instrucción inicial de la policía de la costa bonaerense, pues según los investigadores todo indica que alguien sustrajo del lugar del crimen unos tres mil dólares en efectivo, dos costosos anillos, desparramó las muchas tarjetas de crédito de Perel e incluso se sospecha que alguien apuró el fondo la segunda de las botellas del vino tinto Felipe Rutini, que la pareja había descorchado para acompañar el asadito que Mariano había preparado.
Las apuestas en Internet
Baste decir que, tal como pasó con la instrucción hecha en Entre Ríos en ocasión del controvertido suicidio de Alfredo Yabrán, en la que no se dio cuenta del teléfono satelital del muerto, misteriosamente desaparecido para siempre, en la primera acta labrada en la cabaña de Cariló -que lleva la firma del subcomisario Sergio Torcigliani- no se da cuenta de la existencia de la computadora portátil en la que, pericias posteriores pudieron establecer que el occiso (o quien la tuviera) había escrito aquel mensaje misteriosas cartas a su familia, grabado un disco compacto, borrado unos 1.800 archivos, e ingresado por Internet a un sitio pornográfico y a un casino virtual donde habría jugado unas cuentas fichas antes de que se desencadenase la tragedia.
Computadora portátil que socios de Perel aseguran que éste dijo haber perdido -apenas por unos minutos, hasta que la encontró- el jueves 1º de este mes por la tarde. Justo el día y la hora cuando según la pericia de los técnicos de la empresa Sky Cop se escribió en ella el mensaje "I'm gringo Citicorp collaborator killed for non payment of ramson by Citycorp an Factory Group" (sic).
Para cerrar el círculo, la empresa Sky Cop, de fluidas relaciones con las policías bonaerense y federal desde que ambas estaban conducidas por los comisarios Klocdzyck y Pelacchi, estaba adscripta a Alfredo Yabrán y nadie sabe a ciencia cierta quién se encuentra detrás de su cara visible, el ingeniero Néstor Fernández Damiani.
Si bien los hijos del matrimonio Perel aseguran que su padre jamás hacía asado si no era para invitar a alguien (lo que parece un argumento digno de atender a la hora de sospechar la posible existencia de un tercer comensal) y se habrían encontrado vestigios de un somnífero en el cuerpo de Rosa Perel (según algunas fuentes, en ambos cadáveres), la sangre que se encontró dentro del caño del arma utilizada y la trayectoria de los disparos indican que, o bien fue Perel el autor de los mismos e intentó por todos los medios darle sustento a una apariencia de doble asesinato, o bien el eximio killer, una vez profundamente dormida la pareja y con absoluta sangre fría, casi como quien pone una inyección, se puso de cuclillas para matar a ambos con precisos y rápidos disparos hechos a muy corta distancia.
En cualquier caso, y para desazón del gobernador Carlos Ruckauf y de su ministro de Seguridad, el comisario retirado Ramón Oreste Verón, a esta altura de los acontecimientos es imposible que, cualquiera sea la calificación definitiva que adopte el expediente judicial, se disipen en un corto plazo las dudas acerca de cómo se produjeron ambas muertes.
Para colmo, han comenzado a crecer misterios mayores sobre la de por sí misteriosa vida de Perel, un ex periodista tan vinculado al Mossad como a la CIA que se habría convertido en un lavador de dinero de cualquier procedencia. Los talentos de "ingeniería financiera" de Perel, descubrieron los investigadores, se extendían a la asesoría a grandes empresas en materia de evadir al fisco. Y, por último, descubrieron estupefactos que en los últimos tiempos Perel había hecho viajes ultrasecretos (no los conocían ni sus jefes y socios de Antfactory ni siquiera sus familiares directos) a Colombia y la Amazonia peruana.
Estos viajes se explicarían -dijo a La Capital uno de los pesquisas- por las actividades que presuntamente también desarrollaba Perel como traficante de armas, ya que se lo asocia con el contrabando de armamento hacia Ecuador.
La pinchadura telefónica a De la Rúa
Pero la pista más alucinante que se encuentra en investigación es la que vincula a Perel con las grabaciones que hace tres años se efectuaron en los teléfonos particulares del hogar de Fernando De la Rúa. Como se recordará, aquellas grabaciones, publicadas por el desaparecido diario Perfil, pusieron en grave crisis la carrera política del actual presidente al hacer descender sobre Inés Pertiné la sospecha de que ella aceptaba canonjías de parte de un empresario y que sus hijos varones estaban sospechados de facilitarse la aprobación de sus exámenes universitarios.
Pues bien: hay investigadores que creen firmemente que fue Perel quien "pinchó" los teléfonos de la casa de los De la Rúa; que lo hizo por encargo del propio empresario involucrado "que estaba asociado a Yabrán en sospechosos negocios con Colombia" y que fue también el propio Perel (la fuente dijo no saber si por encargo del mencionado empresario o de motu propio) quien le vendió esas grabaciones a Perfil.
J.S.