Año CXXXIV
 Nº 49.032
Rosario,
domingo  18 de
febrero de 2001
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Una carta de Marguerite a Victoria

El talento de Marguerite Yourcenar fue pronto divisado en la Argentina. Como tantas otras veces le cupo el honor a Victoria Ocampo. Sin embargo, la escritora francesa guardaba reticencias hacia la argentina, como también le sucedió a Virginia Woolf frente a la autora de "Soledad sonora". Le escribió una carta cuando Ocampo fue liberada de la prisión durante el peronismo de los años 50. "Mi querida amiga: No ha pasado un día de este verano y este otoño sin que haya sentido inquietud por usted; ver su nombre en mi agenda me dolía literalmente cada vez que tenía que pasar esa hoja. En cuanto llegué a París, donde me encuentro desde hace un mes, luego de haber viajado desde julio pasado por Inglaterra y los países escandinavos, donde di algunas conferencias, traté de informarme sobre su situación. He tenido enseguida noticias por Christian Murciaux, Costa Du Rels y Roger Caillois. Eran en conjunto noticias bastante buenas, ya que me decían que se encontraba usted en su casa, aunque inmovilizada por el momento. Eran también y sobre todo bellas nuevas, puesto que según me aseguran, ha conseguido usted dispensar el bien en torno suyo, y hacerse querer, lo que no pongo en dudas, en tan difíciles circunstancias. Con mis mejores deseos, querida amiga, y sobre todo el de volver a verla pronto felizmente". El tono de esta carta de 1954 es cordial pero distante. No propone un encuentro concreto. Deja librado a un azar demasiado grande esa posibilidad
Ocho años después, los sentimientos de Yourcenar sobre Ocampo quedarían al descubierto al negarse a participar en un homenaje a Victoria Ocampo. Esta vez en una carta a Renée Cura, organizador del encuentro: "Vi dos o tres veces a la señora Ocampo en París y guardo de ella un simpático recuerdo, pero nuestros encuentros datan de 1951, fueron muy breves y me parecen ya demasiado lejanos para proporcionarme el material de un ensayo, por breve que éste sea". Después reconocía la labor cultural de Ocampo en los países de lengua hispana, pero ya no quedaban dudas de que nunca hablaron de igual a igual.



Victoria Ocampo admiró a Yourcenar sin suerte.
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