La producción ofensiva de Newell's tuvo una gran muralla para que traducir en gol sus situaciones frente al arco azulgrana. Si bien los avances rojinegros no se concibieron mediante jugadas colectivas de pelota dominada, en cinco o seis ocasiones un jugador de Newell's quedó mano a mano con el arquero Sebastián Saja, quien una y otra vez anticipó con su cuerpo el balón, ahogando los gritos de gol de la Fiera Rodríguez, Quintana, Real, Saldaña y Ponzio. De esta forma, el número 1 de San Lorenzo le salvó el partido a su equipo, que se quedó con la victoria que tanto necesitaba para olvidar la crisis del alejamiento de Ruggeri, impidiéndole al conjunto de Ribolzi sumar el punto que merecía.
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