Un obrero de la construcción en gravísimo estado, numerosos techos y carteles volados y árboles arrancados de cuajo de sus raíces, así como otros innumerables daños materiales, son parte del saldo de los fuertes vientos que anteayer azotaron a Neuquén y la región del Alto Valle, con ráfagas que llegaron a superar los 80 kilómetros por hora.
Tomás Parra, un obrero de la construcción de 34 años de edad, resultó herido al desplomarse sobre su cabeza, desde una altura de cuatro metros una estructura de madera de unos 20 kilos, la cual habría cedido por efecto del vendaval. Como consecuencia, el trabajador sufrió múltiples fracturas de cráneo y un edema cerebral y quedó internado, en estado de coma, en el hospital regional de Neuquén, cuyos médicos dijeron que el paciente presenta pocas posibilidades de recuperarse.
Los fuertes vientos volaron techos de chapa en barrios carecientes de la ciudad, tumbaron postes de luz y carteles en la zona comercial y arrancaron de cuajo de sus raíces numerosos árboles, bloqueando calles y dañando viviendas.
Varias calles quedaron cortadas
Brigadas de empleados de la Municipalidad neuquina trabajaron todo el día en los distintos operativos de emergencia, que comprendieron desde desgajar con motosierras los árboles caídos y despejar las calles con máquinas viales, hasta repartir chapas y nylon entre los pobladores de los asentamientos que habían sufrido la voladura de sus techos por el meteoro.
Cinco calles del centro de Neuquén quedaron bloqueadas por las ramas y los árboles caídos, en tanto que millares de usuarios sufrieron los cortes de luz ocasionados por el vendaval.
En uno de los barrios residenciales de la capital, la caída de un gran álamo dañó tres viviendas particulares.
"El hecho de haber contado con el pronóstico, que nos alertó sobre los fuertes vientos, nos permitió una buena organización previa. Esta vez, los anticipos meteorológicos se cumplieron", afirmó el subsecretario de Gobierno neuquino, Fabián Pelliza, encargado del operativo.