Año CXXXIV
 Nº 49.025
Rosario,
domingo  11 de
febrero de 2001
Min 22º
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La fiesta de Momo. En Salta, un arraigo ancestral marca las celebraciones
La Pachamama revela sus secretos
Las creencias indígenas llevan la voz cantante en los ritos y festejos de los pueblos norteños andinos

El carnaval es uno de los festejos populares más destacados de Salta, cuya esencia son los contenidos ancestrales y las creencias, tradiciones y supersticiones que con celo guardan los pueblos.
Por estos días, en los que es normal que surjan coplas anónimas relacionadas con el carnaval, es fácil percibir un clima festivo al transitar el territorio provincial y, a la vez, escuchar palabras relacionadas con la Pachamama (Madre Tierra), la Salamanca (cueva en la que habita el diablo), y los duendes.
Cada región cuenta con sus ritos particulares, como por ejemplo los valles calchaquíes, el valle de Lerma, Cerrillos, Iruya, Santa Rosa de Tastil y Tuyuntí, en el límite con Chaco. Allí se realiza la fiesta del Arete o Candavaré.
Este festejo coincide con la finalización de la cosecha de maíz y del carnaval, y de él participan los indígenas chané, chiriguanos y wichis (o matacos) que habitan la zona.
La capital salteña no se quedó atrás con los festejos carnavalescos, ya que sus corsos, que tienen más de cien años, son famosos y cuentan con la visita diaria de más de 20 mil personas.

Lentejuelas y espejitos
Plumas, mostacillas, lentejuelas y espejitos son algunos de los elementos que utiliza cada uno de los integrantes de las numerosas y coloridas comparsas que integran este corso, para confeccionar sus atuendos, compuestos por altísimos gorros, cajas, pitos y hachas.
Las comparsas, muchas veces con más de cien participantes, son la principal atracción de los corsos y representan a tribus de indios que alguna vez estuvieron asentados en algún rincón de Salta.
Durante el pasaje de las comparsas, que se extiende por varias cuadras, se los ve saltar y danzar al ritmo de cánticos guerreros, simulando ser diablos, indios y mamarrachos (estos últimos son personajes vestidos de saco, corbata, sombrero y con antifaz).
Antes del carnaval ya se los ve ensayando en las calles de los barrios capitalinos, a los que representan. Cada una de estas agrupaciones se identifica con una copla y un símbolo, como la luna, el sol, una estrella o alguna figura animal, que renuevan cada año.
Por los corsos circulan las tradicionales carrozas, que al principio eran carruajes o breques (vehículos de cuatro ruedas traccionados por caballos), y generalmente representaban un patio criollo, transportando bellas niñas que saludaban a su paso.
Hoy la tracción ya se mecanizó y las carrozas interpretan numerosas escenografías, aunque no dejaron de llevar señoritas sonrientes.



Las comparsas representan a tribus oriundas de Salta.
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