Año CXXXIV
 Nº 49.024
Rosario,
sábado  10 de
febrero de 2001
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Los siniestros son la principal causa de los decesos de los menores de 19 años. La mayoría ocurre en la calle
Los accidentes provocan la muerte de más de 10 mil chicos por año en la Argentina
Los choques encabezan los datos luctuosos, que se completan con los ahogamientos, caídas, electrocuciones, incendios y agresiones

Los accidentes son la principal causa de muerte de los chicos menores de 19 años en la Argentina, ya que se registraron 10.900 casos durante 1999, de los cuales la mayoría ocurrió en la vía pública, según los datos de un informe elaborado por la delegación local de Unicef.
Según el informe, gran parte de estos episodios fatales de acuerdo a datos del Programa Nacional de Estadísticas Vitales del Ministerio de Salud son accidentes de transporte (4.641), ahogamientos (772), caídas (557), explosiones, exposición a corriente eléctrica, humo, fuego, llamas y envenenamiento (224) y otros accidentes (3797).

No es una fatalidad
A pesar de la cantidad de hechos desafortunados que terminan con la muerte de un niño o con consecuencias graves para su vida, los integrantes de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) trabajan en la prevención de accidentes, ya que aseguran que estos "no ocurren por una fatalidad, sino que se pueden evitar".
"El de los accidentes es un tema preocupante porque constituye la primer causa de muerte en chicos menores de 19 años", precisó la médica María Luisa Ageitos, encargada de los programas de salud de Unicef.
En los accidentes de tránsito -principal motivo de los accidentes de chicos y adolescentes-, las causas más comunes son que "los padres llevan a los niños en el asiento delantero del automóvil. Luego, a medida que van creciendo comienzan a andar en bicicletas o ciclomotores", mencionó Ageitos.
La integrante de Unicef destacó que "en los últimos años los accidentes no disminuyeron, sino que las muertes se hicieron más violentas, incluso con armas de fuego, debido a que los niños juegan con las armas guardadas en el ropero por los padres".
Ageitos indicó que el escenario y la frecuencia de los accidentes varían de acuerdo a la edad de los niños y las clase social de la familia. "Entre uno y dos años, son muy frecuentes los accidentes en el hogar", sostuvo la profesional y especificó que los sitios más peligrosos son la cocina y el baño, donde hay insecticidas, lavandina, limpiadores, ollas con aceite hirviendo y objetos cortantes que generalmente están al alcance de los más pequeños.
Un factor fundamental "es la clase social, ya que en el caso de las familias pobres, en la misma habitación se cocina, duerme y pasa la gran parte del día", explicó.
Y agregó que "en este caso, suele suceder que en invierno los chicos jueguen cerca de los braseros o calefactores, y ante un descuido de la madre o la persona que lo cuida, se queman o intoxican con el querosén de los artefactos".
La especialista de Unicef hizo hincapié en determinadas circunstancias que favorecen los accidentes como "cuando la madre sale del hogar, por cuestiones laborales o de otra índole, y deja a su hijo a cargo de un hermano de 10 o 12 años". "Esto es muy peligroso, por eso, desde Unicef trabajamos en la creación y difusión -especialmente en el interior del país- de guarderías u hogares para niños, donde puedan ser custodiados por personas con experiencia ante la ausencia de sus padres o un adulto responsable".
Alicia Gersanik, integrante de la subcomisión de prevención de accidentes de la SAP, aseguró que "los accidentes constituyen también un factor importante en la perdida de calidad de vida, ya que por cada chico que muere, muchos sufren lesiones graves o quedan discapacitados". Y coincidió con Ageitos, en enfatizar la necesidad de trabajar en la prevención.
"La idea es corrernos de la mirada del fenómeno y participar activamente desde una perspectiva médica para encontrar soluciones, porque cuando se tiene que atender un niño accidentado quiere decir que fracasó la prevención del accidente", afirmó.

La calidad de vida primero
"La prevención está vinculada a la cultura, la educación y a poder privilegiar la calidad de vida sobre otras cosas", subrayó Gersanik.
"El objetivo principal es no atender a la víctimas, sino trabajar y educar a los padres y personas mayores para que sepan cómo atender y cuidar a los chicos y, al mismo tiempo, que todos aprendan a respetar y convivir con las medidas de seguridad vigentes en una sociedad moderna", recalcó.
Aunque muchos atribuyen las causas de los accidentes a la fatalidad, Gersanik insistió en que esto no es así, ya que "si analizamos en profundidad el área donde se producen estos hechos, allí están dadas las condiciones para que ocurran".
Por lo tanto, "resulta muy difícil atribuirlos a una sola causa, porque cuando los chicos cruzan la calle solos, tanto el automovilista, el peatón y los padres son responsables de lo que puede suceder".



El tránsito suma la mayor cantidad de decesos.
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