Año CXXXIV
 Nº 49.023
Rosario,
viernes  09 de
febrero de 2001
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Investigan misteriosos viajes relámpago del financista asesinado a Estados Unidos
Sostienen que Perel llegó a ir y volver en el día a Norteamérica y que mantuvo ocultas esas "escapadas"

Los detectives intentan determinar el motivo de los frecuentes viajes relámpago a Estados Unidos que hacía el financista Isidoro Mariano Losanovscky Perel porque no descartan que esa información pueda ayudarlos a establecer las causas del asesinato.
Los investigadores se enteraron de que Perel llegó a realizar viajes de ida y vuelta en un mismo día al país del Norte -que no tenían vinculación con su trabajo en Antfactory- mediante un ex socio de la víctima en esa firma, Jorge Hardy, que prestó declaración ante la fiscal del caso, María Claudia Castro.
El hecho de que, según este testigo, la víctima se encargara de ocultar muy bien esas "escapadas" ante sus allegados y ante la empresa para la cual trabajaba despertó sospechas en los detectives que ahora quieren saber el motivo por el cual necesitaba ir y volver en un mismo día y con tanta frecuencia.
Pero el doble crimen del financista y su esposa Rosa Berta Golodnitzky en un apart hotel de la localidad bonaerense de Cariló no sólo podría estar vinculado con el lavado de dinero sino con "algún otro delito internacional que pueda vincular a la seguridad del Estado", y por eso investigadores del caso se reunirán con funcionarios de la embajada de Estados Unidos.
La posibilidad de que Perel haya sido un "informante quebrado" y que haya traicionado a alguien para quien trabajó es una de las hipótesis que cobró fuerza en las últimas horas, aseguró una alta fuente vinculada al caso.
Con el arribo de autoridades de la Policía Judicial a Dolores y las declaraciones del su inmediato superior, el procurador de la Corte Suprema de Justicia bonaerense, Eduardo De la Cruz, se ratificó que una de las pistas a investigar es la de la presunta vinculación de Perel con el lavado de dinero.
Fuentes muy vinculadas al caso aseguraron que Hardy habría declarado que la firma tenía balances negativos y siempre sería así, ya que su función no era vender sino asesorar. Es decir, sugestivamente, que generaba gastos pero no ingresos.
En un clima de intensa sospecha que rodea a la vida de Perel, el secretario de la Policía Judicial, Jorge Amorín, anunció tras un encuentro con la fiscal del caso que en breve investigadores del FBI comenzarán a trabajar en apoyo de la pesquisa.
"El lavado de dinero es una de las puntas a investigar", aseguraron Amorín y su segundo, Osvaldo Dameno, en la puerta de los tribunales de Dolores. De la Cruz fue contundente: "Hay que actuar con rapidez, no sabemos qué punta del hilo vamos a encontrar y todo lo que sea la intervención de mafias en el país afecta la seguridad del Estado Nacional".
Tampoco se descarta la vinculación de Perel con organismos de inteligencia internacionales, pista que el procurador, aseguró, está dispuesto a investigar.

Un hombre muy hermético
Perel, a quien sus allegados describieron como un hombre "reservado y muy hermético", había comenzado a trabajar en Antfactory, una inversora con la mitad de los capitales pertenecientes al Citigroup, entre fines de septiembre y principios de octubre del año pasado. El hombre tomó contacto con la firma, que tiene filiales en México, Brasil y Argentina, por recomendaciones enviadas desde Estados Unidos.
Perel, uno de los entre cuatro y cinco empleados que trabajaban para la filial Argentina, era quien junto a otras dos personas manejaba los cheques y el dinero que llegaba de la casa central. Pero si bien ganaba entre 10 y 12 mil pesos por mes, vivía en un lujoso departamento y aparentaba un buen pasar, tenía muchas deudas y no sólo con entidades crediticias.
Una de las primeras preguntas que se hizo un íntimo colaborador apenas se enteró del homicidio fue quién se va a hacer cargo de sus deudas. Según declaró Hardy el mismo día de conocerse el crimen, ese hombre le dijo que Perel le debía 60 mil pesos, que tenía su casa hipotecada y que a otro amigo debía saldarle un préstamo de 600 mil dólares. Hardy dijo además que Perel no estaba conforme con trabajar en Antfactory, ya que no le gustaba tener relación laboral de dependencia con nadie.
Según el testigo, el ejecutivo llegó un día a pedirle una suma de 200 mil dólares para retirarse de la firma, lo que rechazó de plano. La impresión de Hardy fue una sola: por primera vez estuvo convencido de que Perel necesitaba dinero. Y una de las preguntas que intenta responder la Justicia es cuántas deudas de esas no registradas en los bancos y de las más peligrosas en saldar tenía la víctima y si existe alguien que no haya podido esperar.



El asesinato de Perel sigue rodeado de misterio.
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