Año CXXXIV
 Nº 49.023
Rosario,
viernes  09 de
febrero de 2001
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Ayer repatriaron los restos de Raúl Tita, ultimado de un balazo en el ojo en un hotel de Foz de Iguazú
Cayó uno de los asesinos del turista cordobés
El cónsul argentino confirmó que tres hombres jóvenes perpetraron la agresión. La policía brasileña sostiene que son ladrones "sin experiencia". Están individualizados

Un hombre quedó detenido ayer tras confesar que es el jefe de la banda que asesinó a Raúl Tita, el turista argentino ultimado de un balazo anteayer, en la ciudad brasileña de Foz de Iguazú, adonde había hecho una parada de descanso con su familia y amigos, en viaje de vacaciones.
El cónsul argentino en Foz de Iguazú, César Matas, confirmó que el detenido es Regivan Oliveira Da Silva, un joven de 22 años que "confesó en forma espontánea" ser el jefe del grupo que mató al turista cordobés Raúl Tita, de 50 años, en la madrugada de anteayer, cuando pasaba la noche junto a su familia en un hotel de Foz de Iguazú, en la frontera con Argentina.
En un operativo conjunto, personal de policía civil y militar detuvo a Da Silva en un barrio cercano al hotel donde asesinaron a Tita, y sostuvieron que en pocas horas darían con el resto de sus cómplices: Jonás Manoel Dos Santos Junior, Marcelo Alves de Oliveira y un tercer individuo apodado El Neguiño, quien sería el portador del arma que ejecutó al argentino.

Confirmación oficial
El cónsul dijo que "las policías civil y militar del Estado de Paraná comunicaron que cayó el jefe de la banda que asaltó el hotel Santa Ana. Se trata de gente muy joven que actuó torpemente, por inexperiencia".
En el caso intervino el delegado Amadeu Trevisan Araujo, que tomó la declaración indagatoria de Da Silva, quien confesó haber ingresado en la madrugada del miércoles último al Santa Ana Park Hotel y dirigido al grupo de hombres que ultimaron a Raúl Tita.
Sin embargo, entre los familiares corre cada vez con más fuerza la teoría de que hubo "un entregador", conectado con los supuestos asaltantes que ejecutaron a Tita de un disparo en el ojo izquierdo. Al menos esa idea sostienen su esposa, Haydée Roggio, y su hermano Daniel.
La esposa de Tita consideró que "el error fue preguntar" en qué lugar era conveniente pernoctar esa noche en Foz de Iguazú y "poner un guía para que nos llevara al hotel", porque "él fue el que nos entregó".
"Estoy seguro de que lo entregaron y que existe una conexión entre el hotel y los asaltantes", expresó Daniel Roggio. "Por qué eligieron la habitación de mi cuñado, por qué le dispararon a quemarropa, cómo sabían que había un argentino que llevaba dinero. No entiendo qué sucedió", se lamentó.

Tragedia en el hotel
El homicidio ocurrió anteayer en el Santa Ana Park Hotel, un alojamiento de mediana categoría en la ciudad brasileña de Foz de Iguazú, donde Raúl Tita, de 50 años, su esposa y sus hijas ocupaban la habitación 306.
Tita y su mujer se encontraban de viaje junto con dos de sus hijas: Paola, de 20 años, y Natalia, de 15. La tercera, Analía, de 23, esperaba al grupo junto con su esposo en el balneario de Torres, una parada anterior al destino final, Itapema, que los Tita tenían prevista para visitar a la hija casada.
El grupo, que lo completaban Pascual Giacomo y Mónica Gómez con sus tres hijos, iba a pasar las vacaciones en el balneario de Itapema, una de las playas del estado de Santa Catarina, al sur de Brasil, a unos 17 kilómetros de Camboriú.
Ambas familias eran vecinas del barrio cordobés de Empalme y decidieron realizar este viaje juntos tomando todos los recaudos posibles, principalmente por lo que había ocurrido con Diego Rodríguez, el turista santafesino que murió baleado el sábado último en una carretera de Porto Alegre, tras un intento de asalto.
"Teníamos miedo por los ataques a turistas argentinos", recordó la esposa de Tita. Precisamente, para extremar las medidas de prevención es que decidieron pasar la noche del martes en Foz y reemprender viaje en la mañana del miércoles.
Con la ayuda de un guía, los turistas llegaron al hotel Santa Ana, que eligieron porque lo consideraron "más seguro" que otros alojamientos, incluso descartados por ser de bajo precio.
Los conserjes del hotel entregaron a la familia Tita las llaves de la habitación 306, en tanto que los Giacomo y sus hijos ocuparon la habitación 308, en el mismo piso. Luego de una cena tranquila, todos se retiraron a descansar y el hotel también daba una sensación de tranquilidad.
Hasta que cerca de las 4 de la mañana un grupo de desconocidos entró al hotel por la puerta trasera, ya que la entrada principal se cierra con llave cuando anochece, por razones de seguridad.
Una vez adentro, los delincuentes tomaron por asalto al conserje, lo maniataron y amordazaron, y subieron directamente a la habitación "de los argentinos".

Fatídico llamado
A las 4.30, Raúl Tita oyó que golpeaban su puerta y medio dormido se levantó de la cama para abrir la puerta. Ni siquiera encendió las luces, para no despertar a su mujer y a sus hijas, que dormían plácidamente.
Entreabrió la puerta y aún con la mano en el picaporte, se quedó inmóvil frente a un individuo que le apuntaba un revólver a la cabeza y que, sin mediar palabras, le descerrajó un tiro que acabó con su vida.
Tras el ataque, el grupo huyó sin hacer ruido, ni ser advertidos por nadie adentro o afuera del hotel. Nadie vio nada y nadie sabe nada. A los hombres se los tragó la noche.
Tita era empleado de una concesionaria de autos y era un antiguo vecino del barrio Empalme, donde vivía con su familia en una casa de la calle Jáchal al 4.200. Sus restos fueron repatriados ayer en un avión de Austral.



Un avión trasladó el cadáver de Aeroparque a Córdoba.
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