Las relaciones entre la Argentina y Cuba se tensaron más aún en la escalada diplomática entre ambos países por las críticas de Fidel Castro al gobierno, luego de que la Cancillería resolviera ayer que el embajador en La Habana, Oscar Torres Avalos, permanezca en Buenos Aires "por un tiempo no determinado".
En represalia, una medida similar podría adoptar el gobierno de Castro retirando a su embajador en Buenos Aires, Alejandro González Galiano, según especulaban voceros del Palacio San Martín.
Mientras, el presidente Fernando de la Rúa aguardaba el regreso al país del canciller Adalberto Rodríguez Giavarini, previsto para hoy, con el objeto de terminar de definir la posición que tomará el gobierno en el conflicto, diversos sectores de la vida institucional argentina manifestaron sus diferencias con el gobierno, incluso dentro de la misma Alianza.
Desde el sindicalismo, el líder de la CGT rebelde, Hugo Moyano, consideró que "Fidel (Castro) se quedó corto en sus declaraciones" cuando dijo que "al Obelisco había que ponerle la bandera de norteamérica".
De inmediato se preguntó "¿"Qué es peor, decir los que dijo Fidel o votar en contra en un bloqueo absurdo que se esta haciendo con el pueblo de Cuba?, tras lo cual enfatizó: "Estoy a favor del pueblo cubano".
Desde el gobierno se informó que De la Rúa está esperando el regreso del canciller para que este "tome contacto con el vicecanciller (Horacio Chighizola) y con el embajador argentino en Cuba (Torres Avalo) para que le hagan llegar un informe de la grave situación diplomática o una propuesta de acción", afirmó el vocero presidencial Ricardo Ostuni.
Anteayer, González Galiano no solamente no retractó a Castro por sus exabruptos (Argentina "lame la bota yanqui"), sino que denunció que el gobierno de la Alianza anima una "nueva traición" a Cuba cuando tenga que votar ante la ONU sobre la situación de los derechos humanos en la isla.
Rodríguez Giavarini tuvo en cuenta ayer estas dos expresiones para decidir que Torres Avalos permanezca en Buenos Aires, tras ser convocado el domingo al país luego de las polémicas declaraciones de Fidel, a las que calificó como "una ofensa" a la Nación.
Desde Nueva York, el canciller argentino insistió ayer en esa calificación: "La actitud del señor Castro ha sido claramente ofensiva", dijo.
La decisión de mantener al embajador Torres Avalos en Buenos Aires -difundida a través en un comunicado firmado por Chighizola- agregó un nuevo elemento de fricción en la escalada diplomática.
Expertos en el tema son cautos, sin embargo, en cuanto a la posible evolución del conflicto. Todo dependerá de la posición que lleve la Argentina a la votación de la ONU en abril, aunque todo indica que repetirá el voto del año pasado, condenando a la isla por su política de derechos humanos y ratificando la política de "relaciones carnales" con los Estados Unidos que caracterizó la gestión de Carlos Menem.
Diferencias internas
En lo que se vislumbra ya como otro conflicto en el seno de la Alianza, el titular de la UCR, Raúl Alfonsín y el líder del Frepaso, Carlos Alvarez ratificaron que Argentina se debe abstener en la votación de la ONU respecto de la política de derechos humanos de Cuba.
De la misma forma se pronunció el gobernador de Entre Ríos, Sergio Montiel, quien consideró que "nunca es bueno entre los países que existan tensiones" como las actuales.
El ex vicepresidente, si bien coincidió en calificar como "una ofensa" las palabras de Fidel Castro hacia la Argentina, reclamó un "voto común" con los países del Mercosur, y advirtió que el gobierno "debe romper la idea de obsecuencia, de seguimiento automático" hacia Estados Unidos.
Por su parte, el secretario general de la Presidencia, Horacio Jaunarena, aclaró que el gobierno no tendrá en cuenta "el exabrupto" de Castro para decidir su voto, aunque admitió que el presidente está "sorprendido y preocupado" porque la situación creada con Cuba pueda "enturbiar las relaciones" bilaterales.
En tanto, el diputado radical Marcelo Stubrin indicó que el discurso de Castro "es notablemente desproporcionado en relación a su actitud con otros países de la región que han adoptado idénticas políticas", como Chile y México, en este caso por su adhesión al Nafta, a su juicio, un auténtico "paradigma neoliberal".
El ex vicecanciller de Alfonsín Raúl Alconada Sempé pronosticó que la dureza utilizada por el embajador González Galiano "está antecediendo, seguramente, a alguna medida del gobierno de La Habana, como será llamar a informarlo, sacarlo de Buenos Aires".