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Hay que seguir vacunando

Soy productor agropecuario desde 1958. Primero me instalé en San Fabián, luego en San Justo, después en Entre Ríos y desde hace 25 años estoy en el sur de Santa Fe. Conozco el problema de la aftosa como la palma de mi mano y en algunas oportunidades tuve que aguantar el estallido de algún brote epidémico. Hay que destacar que el animal no muere sino excepcionalmente, levanta mucha fiebre y se le llaga la boca despidiendo una intensa babosidad que le impide comer. Además se le agrietan dolorosamente las pezuñas. Este estado le provoca un considerable atraso, pero pasado el período crítico se repone lentamente hasta alcanzar un desarrollo normal. La gran mentira política fue declarar a este país libre de aftosa, terminando con la vacunación obligatoria. Desgraciadamente para terminar con la aftosa hay que seguir vacunando y eso también lo saben los mentores del "país libre de aftosa".
Israel Rajmil