Claudia R. Martínez
Especial / Escenario Berlín.- La carrera por el Oso de Oro, el premio mayor del Festival Internacional de Cine de Berlín, se largó con la película argentina "La ciénaga", ópera prima de Lucrecia Martel, que si bien cosechó aplausos en su primer pase ante la prensa también provocó cierta inquietud por su clima oprimente y violento. No sucedió lo mismo con "Traffic", de Steven Soderbergh, que fue recibida con entusiasmo y se perfila como una de las favoritas a llevarse el premio mayor. "La ciénaga", primera cinta argentina que compite en Berlín en trece años, cuenta la historia de Mecha (Graciela Borges), una cincuentona de familia acomodada en decadencia, adicta al alcohol, que pasa el verano en una finca del noroeste argentino junto a sus hijos y su marido. Mecha tropieza ebria con una copa en la mano y debe ser llevada al hospital con profundos cortes en el pecho y el brazo. De vuelta en casa, su prima Tali (Mercedes Morán), de origen más humilde, la visita con sus cuatro hijos. La cinta se centra en la relación que a partir de ese momento se establece entre las dos familias. En una estructura muy compleja, se suceden escenas en las que aparentemente no pasa nada pero que sin embargo logran aumentar la tensión hasta que la catástrofe parece inevitable. "Vengo de una familia muy numerosa y creo que eso ha sido determinante para que la historia se contara con tantos personajes", dijo Martel en rueda de prensa. La naturaleza juega un papel esencial en el filme. "Intenté huir del retrato de la naturaleza como bucólica y hospitalaria y quise presentarla como algo hostil, que es como yo la veo". Martel, nacida en la provincia argentina de Salta hace 34 años, dejó en claro que su objetivo no fue reflejar a la sociedad argentina. "Sólo pude tomar como referencia mi propia familia y retratarla". A pesar de que los diálogos parecen casuales y espontáneos, la directora asegura que no hay casi nada de improvisación: "Escribí los diálogos con mucho cuidado para conseguir la forma de hablar que quería para los personajes". Cuando se le preguntó por el mensaje que aspiraba a transmitir con este filme, Martel respondió: "Si pudiese condensar todo en pocas palabras, hubiese sido un buen motivo para no hacer la película". La exhibición de "Traffic" fue uno de los momentos más esperados del festival. Para presentar a la película protagonizada por Michael Douglas y Catherine estuvo el director Steven Soderbergh. El realizador se mostró convencido de que el mensaje de su film, que ganó ya dos Globo de Oro y es firme candidato al Oscar, llega claramente al público. "Con esta película logré que en Estados Unidos se esté discutiendo este tema y que los políticos se vean confrontados con la problemática de las drogas", dijo. "Hasta ahora, había un gran silencio en la opinión pública norteamericana con respecto al problema de las drogas, y por eso creí necesario hacer esta película", señaló el director, de 37 años. Sin embargo, Soderbergh también quería que su película sobre jefes narcotraficantes, policías corruptos, drogadictos y jueces entretuviera. "No quería que la gente saliera del cine con el ánimo por los suelos", confesó. Respecto de por qué eligió a tantas estrellas de Hollywood para este filme, aunque algunas aparezcan sólo muy brevemente, sostuvo que dada la complejidad de la trama la presencia de caras conocidas facilita al público seguir las historias. En "Traffic" aparecen por ejemplo Don Cheadle, Dennis Quaid, Amy Irving y Salma Hayek. Soderbergh, que tanto con "Traffic" como con "Erin Brockovich" podría ser nominado en varias categorías de los Oscar, aseguró que personalmente su droga es el trabajo. "Soy workaholic (adicto al trabajo). Rodar una película siempre es como embriagarse", sostuvo. En cambio, la fama no le significa nada. "Me da igual si en Hollywood me quieren o me odian", dijo desafiante.
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