El juez Julio Cruciani, quien investigó en 1996 al financista, recordó ayer a la víctima como "un personaje de las novelas", al afirmar que "tuve la sensación de que estaba en cosas raras pero también que de muchas cosas que afirmaba era sincero". "Me dio la impresión de que era un hombre muy preparado, de buen aspecto, diría culto, pero también tuve la impresión de que había una maraña, un enjambre a su alrededor", manifestó. Mariano Perel, quien fue asesinado junto a su esposa Rosa Berta Golodnitzky, en un crimen con aparentes tintes mafiosos, había sido investigado por Cruciani en una causa vinculada al Banco Mercurio. "El era directivo (de la entidad). Era a la vez denunciante contra el banco y denunciado por él. En esa oportunidad lo investigué y lo tuve procesado por una causa muy complicada, farragosa, intrincada, con todo un enjambre de personajes, que terminó con el sobreseimiento definitivo y total de este señor", enumeró. El juez precisó que Perel "en un principio estuvo prófugo", y luego le tomó declaración indagatoria varias veces. "Lo que se estaba investigando en aquel entonces era si había giros de divisas al exterior y también si estaba la figura del contrabando", explicó. "Con él tuve una mezcla, la sensación de que estaba en cosas raras pero que también de muchas cosas que afirmaba era sincero", dijo. Además, trazó un comparación con la ficción al señalar que "era un personaje de las novelas", tras lo cual añadió que (Perel) "era un experto, hablaba varios idiomas, muy preparado, de buen aspecto, de nivel, hablaba con propiedad, pero a la vez yo olfateaba una periferia de cosas raras". Lo cierto es que en esta causa se halló información que comprometía a "casi 200 inversores, entre ellos algunos empresarios y funcionarios judiciales, por un fraude millonario", que involucraba el envío al exterior de remesas de dinero provenientes del contrabando, pero no se pudo comprobar nada.
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