Mariano Perel, el misterioso banquero que fue asesinado junto a su esposa de un tiro en la nuca mientras ambos dormían la noche del sábado último en un chalet de Cariló, estaba tan o más vinculado a la embajada de Israel que a la de Estados Unidos, según confirmaron dos veteranos periodistas que lo conocían desde que se desempeñó como cronista de televisión, a fines de los 60, cuando cubrió El Cordobazo, la sublevación popular contra la dictadura del general Juan Carlos Onganía.
"Perel era nuestro contacto con el servicio de inteligencia israelí, el célebre Mossad", dijo sin vacilar un periodista, ya jubilado, que se desempeñó en los 70 en el diario La Opinión, quien también recordó otros vínculos periodísticos del asesinado, por ejemplo con el diario Ambito Financiero y con la cadena estadounidense CBS TV News.
"Me llama mucho la atención que Perel haya sido síndico titular del Citibank, ya que es harto evidente que fue de este banco de donde salió la información sustancial que provocó la investigación que las autoridades norteamericanas han iniciado sobre los Bancos República y el offshore Federal Bank por presunto lavado de dinero, investigación que también involucra al Citibank", añadió otro veterano cronista, aún en actividad.
Los dos informadores agregaron que Perel desarrolló una estrecha relación con la CIA, pero subrayaron que sus vínculos más añejos y sólidos los mantenía con la embajada de Israel y, sobre todo, con el escurridizo servicio de espionaje hebreo.
Entre sus clientes estaba Corach
Perel entre mediados de 1998 y del 2000 vivió en EEUU trabajando para el Citibank, y representaba en Argentina a firmas israelí-estadounidenses dedicadas a equipos de seguridad y vigilancia, escuchas telefónicas y prevención de secuestros. Uno de sus clientes, sostuvo una fuente, habría sido nada menos que el ministro del Interior del gobierno menemista, Carlos Corach. El empresario fue un alto directivo en los 80 y comienzos de los 90 de los bancos del Buen Ayre (gracias a su estrechísima relación su titular, el fallecido Jorge Garfunkel) y Mercurio. Su debacle económica habría comenzado cuando en 1996 este último fue allanado en el marco de una causa por contrabando y, más puntualmente, por enviar al exterior remesas de dinero.
A partir de entonces, Perel se asoció con un grupo de ciudadanos chinos residentes en Argentina en la empresa Lanco Pacific, pero hizo mutis por el foro antes de que los asiáticos desaparecieran.
La evaporación de Lanco Pacific y de sus titulares se produjo en fechas que sugestivamente coinciden con la debacle de Alfredo Yabrán, la profundización de las investigaciones hechas por la Drugs Enforcement Agency (DEA) de los Estados Unidos acerca de una supuesta conexión de aquel con empresarios chinos para introducir heroína en los Estados Unidos y el creciente malestar de la embajada de ese país por la facilidad con que la Dirección Nacional de Migraciones permitía la radicación de ciudadanos chinos que sistemáticamente meses después ingresaban en Estados Unidos con pasaportes argentinos, eximidos de pedir visa.
Durante los últimos cinco meses Perel (su primer apellido era Losanovsky, pero jamás lo utilizaba) había trabajado para Antfactory (literalmente, fábrica de hormigas), una empresa de Internet para desarrollo de proyectos para la red.
Esta empresa, cuyo 50 por ciento es en América Latina propiedad del Citibank, funciona en la práctica como un fondo de inversión de riesgo. Como todas las empresas de su tipo, Antfactory se vio afectada por el desplome de las acciones en el Nasdaq (bolsa neoyorquina donde cotizan las empresas punto.com)
La Ciudad
