Arrojar piedras desde los puentes que cruzan las autopistas a los vehículos que circulan por ellas parece ser una nueva modalidad delictiva en el país. No es la primera vez que eso ocurre y casi siempre, según los investigadores, los delincuentes tienen como intención que el rodado atacado detenga la marcha para así poder asaltar a sus ocupantes. Claro que en algunas ocasiones una piedra así arrojada puede ser un arma letal. Así ocurrió el pasado 28 de enero cuando Luis Osvaldo Avellaneda, de 59 años, viajaba a bordo de un micro de la empresa Alvarez Hermanos por la autopista La Plata-Buenos Aires. El hombre fue alcanzado por un adoquín arrojado desde un puente peatonal que perforó el parabrisas y le partió el cuello ocasionándole la muerte.
| |