Año CXXXIV
 Nº 49.018
Rosario,
domingo  04 de
febrero de 2001
Min 20º
Máx 31º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com






Chubut: Sobre la roca
En verano, Puerto Pirámides, en la península de Valdés, atrae a jóvenes que buscan compartir la música y el ocio

Corina Canale

La centenaria aldea de Puerto Pirámides, ubicada en lo más profundo del golfo Nuevo, dentro de la península de Valdés, en el litoral atlántico de Chubut, convoca en el verano a turistas jóvenes, que buscan compartir la música y el ocio.
El pulso de este enclave marino se siente y se ve en la Julio A. Roca, la avenida principal que es de arena -como todas las callecitas de la aldea- y que sigue la sinuosa forma del golfo. Los nativos dirán "está sobre la Roca", sin agregar a qué altura, simplemente porque esta avenida no está numerada. La Roca es un enorme escenario por el que se pasean chicos y chicas de cabellos y túnicas multicolores. Llevan guitarras y extraños instrumentos de percusión y arman movidas musicales en cualquier lado.
La sensación es que en Puerto Pirámides el tiempo se detuvo en la estación del sol. En épocas de prosperidad, cuando la explotación de la sal parecía una inagotable fuente de trabajo, la aldea tenía 750 pobladores. Ahora sólo viven allí unos 300, casi todos dedicados a la actividad turística.
El principal paseo de Puerto Pirámides, que atrae por igual a turistas argentinos y extranjeros, es el avistaje de ballenas, que en la década del 80 llegó a los mercados internacionales de viajes y convirtió a este pequeño y lejano lugar del fin del mundo en uno de los más visitados del planeta.
Los operadores utilizaron este nuevo recurso -el "whale watching"- y lo unieron a la excepcional fauna marina de la península de Valdés, que asombra a los viajeros con sus colonias de lobos y elefantes marinos y sus pingüineras cercanas.
El dueño de Aquatours, Pinino, fue uno de los primeros en realizar estos paseos por el golfo, y lo mismo hizo Jorge Smith, dueño de la lancha que llevó a la princesa Diana a ver este espectáculo.
Mientras los jóvenes salen a avistar ballenas y a bucear de noche -una experiencia inolvidable-, los nativos de piel curtida cuentan que la historia de la aldea comenzó en 1898 con el tendido de un ferrocarril de trocha angosta.
Los trenes llegaban hasta una bahía protegida por altos acantilados que parecían pirámides. Fue así que en 1900, cuando se establecieron los primeros comerciantes, y también el juzgado de paz, la delegación de policía y la estafeta postal, el nombre que se impuso con fuerza propia fue el de Puerto Pirámides.
De los años de esplendor del importante puerto salinero quedan vestigios de casas de adobe mezclado con fósiles, y típicas construcciones sureñas de chapa y madera. En una de ellas, Casa Pirámide, se pueden ver cuadros hechos con algas.
El bar y hospedaje El Español, una casona construida en 1904, atrae naturalmente a los jóvenes. En un patio donde crecen geranios, Julia, su dueña, les sirve cazuela de mariscos mientras cuenta episodios vividos en ese lugar histórico y casi centenario.
Si los días en la aldea son sosegados, con mucho mar y mucho sol, la noche llega siempre con todos los ritmos. Hay pubs y discotecas para bailar y escuchar música, donde recalan bandas profesionales y de las otras. Hasta que algunos van hacia la playa y los demás van tras ellos a esperar el nuevo día.



Sorprenden las colonias de lobos y elefantes marinos.
Ampliar Foto
Notas relacionadas
Ficha de servicios
Bello prado del río
Diario La Capital todos los derechos reservados