Fernando Toloza
El ciclo Rosario Bajo las Estrellas continúa, hoy, a las 21, con la presentación de la cantante de folclore Roxana Carabajal en el anfiteatro Humberto de Nito, con entrada libre y gratuita. Perteneciente a una familia de músicos santiagueña que han hecho y siguen haciendo historia en el género, Roxana, a los 27 años, comenzó su a mediados del año pasado su carrera como solista, luego de haber acompañado a la banda de su tío Peteco Carabajal, con la edición de su primer álbum, “Astillas”, del que esta noche ofrecerá una selección de temas en el recital en el que actuará acompañada por Silvana Albano (teclados), Lalo Homer (primera guitarra), Walter Soria (segunda guitarra), Lucas Homer (bajo) y Camilo Carabajal (percusión). Entre las canciones del disco se podrán escuchar “Fueguit de la mañana”, “El beso que te di”, “Chacarera del río” y clásicos del repertorio folclórico. En la función de esta noche también actuarán los grupos Los Huahuitas, Inticanto, La Tranca y Ramón Rodríguez y los de Santa Fe. —¿Cómo le fue a tu disco solista a seis meses de aparecido? —Le fue y le está yendo bien. Me animaría a decir que muy bien porque el año en que salió “Astillas” fue uno de los peores de los últimos tiempos, con una situación económica catastrófica para la mayoría de los argentinos. En ese contexto mi disco recibió un tratamiento muy bueno. Hubo una recepción calurosa por parte de la prensa, desde los diarios a la televisión, y eso sirvió mucho para interesar a la gente. Hicieron que se difunda el disco en todo el país con comentarios favorables y la gente les prestó mucha atención. Es decir había una gran contra que era la situación del país, y sin embargo mi disco pudo ser apreciado y gustado. —¿Y la repercusión en Santiago del Estero, la tierra de fu familia? —Tuvo una gran repercusión. Yo me acordaba de la frase nadie es profeta en su tierra y sentí que en mi caso jamás podría decir algo así. El disco salió en julio del año pasado y en septiembre fui a La Banda, en Santiago, y me quedé muy sorprendida con el recibimiento de la gente. Es algo que me cuesta explicar, porque sentía todo el tiempo a mi alrededor que la gente decía“ Mirá la Roxana Carabajal”, o conocidos que me felicitaban porque había ido a los programas de Mirtha Legrand y Susana Giménez. Es gente que conozco de la infancia y de la que puedo ser amiga, y me veían como alguien importante (risas). De golpe sentí la respuesta de la gente: después de muchos años de estar junto a Peteco Carabajal como número central es impresionante sentirse un parte de un número central. —¿Sentiste que era hora de que surgiese una figura femenina en el folclore de Santiago, que tiene muchos nombre pero casi ninguno de mujer? —Es cierto. Es todo machista (risas). En cuanto a la familia Carabajal éramos yo y Graciela (que es mi mamá). —¿Cómo se hace para individualizarse en una familia como los Carabajal? —No se trata de individualizar. No se puede porque, para mí al menos, han sido muchos años. Empieza con el nacimiento, porque crecés en una familia en donde todos tocan y te sentís un más. Después de compartir escenarios con Peteco, Graciela, Demi, Walter, Jorgelina... —Una lista enorme... —Sí, entonces es casi imposible individualizar. —¿Pero nunca te generó conflicto? ¿no te pasó pensar “basta de mi familia”. —Llega un momentito en tu vida en que lo piensas, pero son ráfagas que pasan y después me doy cuenta de que no podría. Aprendo mucho de mi familia. La influencia en mi vida musical es la de la familia, aunque yo pueda admirar a grandes creadores como un Atahualpa Yupanqui. Inclusive en este nuevo proyecto en que el estoy como solista está participando otro Carabajal, Camilo, que es hijo de Cuti, mi tío abuelo, porque yo lo llamó a Camilo mi “primo abuelo”. Somos tantos que ya no sabemos lo que somos. Es un poco difícil y no me gustaría tener que separarme de ellos. —Una situación difícil para el ego. —Todos tenemos una cuota de ego, pero compartir también hace el crecimiento de uno. Hasta el día de hoy dependo un poquito de lo que dice Peteco pero por una cuestión de costumbre, de que él me aconseja para bien y yo necesito de él y de mi padre, pero uno siempre aporta lo de uno, y si hay cosas que no me gustan no las tomo. Tengo mi libertad para hacer lo que quiero. —¿Cómo es la relación Buenos Aires Santiago en tu vida y en tu carrera? —Es difícil. Estoy radicada en Buenos Aires desde que empecé a trabajar con peteco. Por un lado, estoy acostumbrada al trajín de la gran ciudad y me viene bien en este momento en que estoy empezando mi carrera como solista, aparte de que en Buenos Aires formé mi familia. Pero no dejo de ir nunca a Santiago. Tengo un necesidad de ir, de llenarme bien de tierra (risas) y volver. Eso hace que mantenga en equilibrio. Tengo la idea en mi cabeza de que voy a volver a Santiago, aunque es algo que todavía veo muy lejano y me asusta un poco pensar en todo eso.
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