Bogotá. - La carta de respuesta de Tirofijo abre un abanico complicado para el gobierno de Andrés Pastrana, jaqueado entre la intransigencia negociadora de las Farc y la presión del ejército para que termine con la zona de despeje entregada hace dos años a la guerrilla. Según Guillermo Sáenz, alias Alfonso Cano, ideólogo de las Farc, Tirofijo sugirió a Pastrana abordar en la reunión el intercambio humanitario de militares y policías secuestrados por subversivos presos, la lucha estatal contra los grupos paramilitares y los planes del gobierno para la lucha contra el narcotráfico. En su carta, Tirofijo expresa que está "plenamente de acuerdo" sobre la necesidad de un nuevo encuentro personal, aunque dice que es "imposible" programarlo para antes del domingo, debido a las consultas internas que efectúa por estos días y a los preparativos para garantizar la seguridad. Se estima que Pastrana podría extender la orden del despeje militar al menos hasta el jueves, cuando se encontraría con el septuagenario jefe guerrillero en dicha zona, de 42.000 kilómetros cuadrados de extensión, similar al tamaño de Suiza. Al momento de plantear la reunión personal, Pastrana indicó que entre los temas que deben ser abordados está el intercambio humanitario entre los miembros de la fuerza pública secuestrados y los guerrilleros presos, lo que coincide con la sugerencia de Tirofijo. Ambas partes han estado de acuerdo en las últimas semanas en efectuar el intercambio de secuestrados y presos que están enfermos. Las Farc mantienen secuestrados desde hace cerca de tres años a unos 530 militares y policías, por cuya libertad piden en canje a una cantidad similar de rebeldes presos. Además, Pastrana propuso a Tirofijo hablar sobre mecanismos que eviten futuras parálisis del proceso de paz, que desde su comienzo, en enero de 1999, ha sido congelado varias veces. Los tropiezos actuales de las negociaciones comenzaron el pasado 14 de noviembre, cuando las Farc decidieron retirarse de la mesa con el argumento de que el gobierno de Pastrana "no ha hecho lo suficiente" en la lucha contra los grupos paramilitares contraguerrilleros, autores de múltiples asesinatos de personas que perciben como "colaboradoras" de los insurgentes. La decisión fue tomada cuando los negociadores de ambas partes se disponían a iniciar una nueva ronda de diálogos para discutir un cese de hostilidades, tema que no estaba en la agenda pero fue introducido a raíz de las constantes peticiones de la sociedad civil.
| |