La causa de la muerte de Natalia Fraticelli pudo ser suicidio por ingesta voluntaria de la droga aminotriptilina, complementado con el uso de una bolsa de nailon con la que se asfixió, reveló un estudio médico entregado ayer en el juzgado de instrucción en lo penal de Melincué y posteriormente en la Cámara de Apelaciones en feria de Rosario. El informe, realizado por un médico forense y legista de la División Criminalística de la Unidad Regional II, afirma en forma categórica que "Natalia Fraticelli no murió estrangulada".
El médico Ulises Cardoso manejó dos hipótesis entrelazadas entre sí: ingesta exagerada de aminotriptilina (Uxen) con descenso del umbral convulsivante y desencadenamiento de crisis comicial prolongada con asfixia consiguiente, y suicidio por ingesta voluntaria de aminotriptilina con bolsa de plástico cefálica. El médico destacó que en el interior de la bolsa de plástico se halló saliva, lo que habla de la sofocación.
El profesional dio preeminencia como causa de muerte a esta última posibilidad, es decir el suicidio con sobredosis de drogas y asfixia utilizando una bolsa de nailon, señalando que esta forma de quitarse la vida entre los adolescentes "ha cobrado relevancia en los últimos tiempos, ya que a partir del año 1960 se ha observado -dijo- un incremento inquietante del suicidio entre los jóvenes a tal punto que en países europeos resulta la segunda causa de muerte entre adolescentes".
Angustiada
Por otra parte, en tales protagonistas "predominaría la impulsividad desencadenada por vivencias displacenteras de poca cuantía, pudiéndose en estos casos admitir una subyacencia de trastorno afectivo negativo previo, ignorado por su entorno y por el propio portador". En este sentido se recordó que Natalia estaba angustiada por la falta de correspondencia sentimental por parte de un chico de su ciudad al que ella quería y a quien le escribió una carta antes de morir.
En este último aspecto, el perito sostuvo que varios autores han sugerido que "la pérdida o amenaza de perder una relación interpersonal íntima puede constituir un factor precipitante relativamente específico para conducir a la ideación y al intento suicida". En definitiva, para Cardoso se trató de "un suicidio agudo".
Entre los fundamentos para aseverar que no hubo estrangulamiento el profesional sostuvo que "la compresión severa o brutal del cuello para estrangular a una víctima de piel clara y delicada no puede dejar a ésta indemne, ya que ella queda atrapada entre dos estructuras densas y consistentes: la o las manos por fuera y los planos musculares y óseos por debajo". Afirmó el facultativo que en su larga trayectoria como legista diplomado "jamás tuvo oportunidad de examinar el cadáver de un estrangulado sin huellas externas". En este aspecto, cabe recordar que en el cuello de Natalia no se observaron marcas como las que deja indefectiblemente la opresión de las manos en el cuello, sometido a una dura presión por más de diez minutos.
El médico sostuvo además que de los análisis anátomo-patológicos que se hicieron no surgió daño traumático en la glándula tiroides, de las glándulas salivales y de los ganglios linfáticos del cuello, "que difícilmente podrían haber escapado a una compresión manual prolongada".
Cardoso afirmó que todos los autores modernos coinciden en señalar que la cianosis facial y las hemorragias petequiales son una constante en la estrangulación manual y añade que tales características "no fueron registradas en el levantamiento del cadáver ni en la autopsia judicial ni tampoco en el análisis anátomo-patológico".
Por otra parte sostuvo que en la estrangulación manual es necesaria "una fuerza opresora sobre el cuello de entre 10 a 20 minutos con lo que resultaría inverosímil no aceptar en estos casos los desgarros vasculares que no se mencionan en la autopsia de Natalia".