Año CXXXIV
 Nº 49.014
Rosario,
miércoles  31 de
enero de 2001
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Misterios de la naturaleza
"El sendero de los pajaritos primaverales" es un curioso cóctel de ritmos

"El sendero de los pajaritos primaverales", la canción que le da título al disco, es tal vez la que mejor resuma el estilo de Carmina Burana. Comienza como un ska superacelerado, después cae en una sección funky y al final se arrima al hip hop con una letra rapeada.
En el cóctel del álbum también se mezclan las bases reggae ("Abakúa", "Volvedor"), el hardcore para el salto ("Superamigos", "Mísero palmípedo"), coqueteos con el pasodoble ("Airiños aires"), y otros temas inclasificables entre el punk, los caños funk, los ritmos tropicales y el psico ska como "Tu kraneo hierve", "Mamba negra" o "Pellizca puercos".
El grupo dice tener infinidad de influencias, difíciles de etiquetar, pero sí nombra a "la música étnica, de Arabia, Bali o Mongolia". Las letras también forman parte de ese universo personal, misterioso y hermético. Todas pertenecen al cantante, Leandro Ramón Ibarra (K-mono), excepto "Airiños aires", que es un poema gallego, "Pellizca puercos", una adaptación de "Canción del descerebramiento" (del libro "Ubu Rey", de Alfred Jarry),y "Mísero palmípedo", basada en uno de los poemas de Carmina Burana.
En letras como "Abakúa" y "Vasallo", K-mono se remite a sus "libros de historia no tradicionales, que mezclan historia con metafísica", para referirse a los sufrimientos de hoy. "Los abakúas eran esclavos conocidos con el nombre de guerreros leopardo -explicó-. Eran bravísimos, siempre se le escapaban a los negreros. En ese tema yo hablo de lo esclavos que somos ahora. El abakúa sabía a quién hacerle daño para ser libre, pero en la sociedad actual vos ya no sabés quién es tu amo. Lo que sí sabés es que sos un esclavo, y que nos terminamos atacando entre nosotros".
Ese tipo de metáforas también aparecen en "Mamba negra" o en "Volvedor", pero tampoco faltan temas explícitos como "Superamigos", con su estribillo que reza furioso: "Naciste, cogiste, trabajaste, te moriste".
Las referencias históricas se entrecruzan con el ambiente pueblerino. "El título del disco es de Pablo Celestino Méndez, el gaucho federal, un poeta que entrena perros de la calle en Firmat -contó el cantante-. Un día me lo encontré y me dijo: «El ser humano tiene que tomar el sendero de los pajaritos primaverales». Y es así. Nosotros debemos seguir el destino de la naturaleza. Por ahora estamos muy lejos de eso". Otro tema que rescata los mitos de pueblo es "La máyika", una historia contada por abuelas sobre las misteriosas criaturas que se aparecen en la noche del campo.
El arte del compacto es impecable, casi psicodélico, pero lo que más llama la atención es una foto de K-mono, desnudo, de espaldas y sentado en posición de loto, como meditando... en medio de un gallinero.
A pesar de algunas de sus letras y de su llamativa imagen, el cantante de Carmina desmintió ser vegetariano, naturista o rastafari. "Yo como desde chorizos hasta cabezas de gato", bromeó. Y también explicó el origen de su exótico peinado: "Lo que yo tengo en la cabeza se llama dreadlock. Los zulúes se dejaban el pelo así para imitar la melena del león. Acá también lo usaban los araucanos, nombre mal puesto por los españoles a los mapuches. En mi sangre hay un resto de aborigen. Mi peinado viene por ese lado y no por el de Jamaica".


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