Año CXXXIV
 Nº 49.014
Rosario,
miércoles  31 de
enero de 2001
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En plena crisis discográfica, Carmina Burana, el grupo oriundo de Firmat, editó su CD debut a través de una multinacional
Los músicos explicaron cómo consiguieron lo que nunca buscaron: un contrato con un sello grande

Carolina Taffoni

"Carmina Burana" siempre fue el título de una famosa cantata de Carl Orff. Desde hace seis años también es el nombre de un grupo oriundo de Firmat, que ya tiene su propia leyenda rosarina, una banda de la que nunca se pudo decir que no era diferente. No es solamente por la mezcla de ritmos o las letras que combinan títulos exóticos con mitos pueblerinos. También está la energía en vivo, un cantante que a veces aparece desnudo sobre el escenario, y una posición independiente y hasta combativa.
Ahora todo eso parece sólo una anécdota. Carmina Burana, en plena crisis discográfica, fue fichada por un sello multinacional (Universal) para editar su disco debut, "El sendero de los pajaritos primaverales", un sueño que para la mayoría de las bandas de la zona se convirtió en una utopía.
Los afortunados son Leandro Ramón Ibarra (voz), Hernán Manavella (guitarra), Ezequiel Baigorria (saxo), Mauricio Stabile (bajo), Juan Manuel Gómez (batería) y Ariel Poeylaut (trompeta). Pero todos los conocen por sus sobrenombres: K-mono, Mana, Saxon, Pachulli, Billie, y Gpoila, respectivamente.
El cantante K-Mono y el guitarrista Mana contaron cómo consiguieron lo que nunca buscaron y explicaron por qué después de haber defendido la producción independiente aceptaron firmar para un sello de la gran industria.
-¿Cómo fue la historia del disco?
K-mono: Todo se dio por Beto Coppola, el ex manager de Catupecu Machu. A él le gustaba mucho la banda y nos invitó a grabar un disco en vivo en Buenos Aires, en un recital que él organizaba, La Fiesta de Fin de Siglo. Ese compacto, que se editó en forma independiente, fue el disparador de todo. Por un lado Beto se lo pasó a Irupé Aprile, la mujer de Pelo Aprile, el director artístico de Universal. Por otro lado, en la barra del lugar donde grabamos ese disco, laburaba Meni Bergeret, el hijo de un tipo que tiene un cargo en esa misma compañía. A él también le gustó el grupo y así fueron coincidiendo las cosas. Después nos llamaron para firmar el contrato.
-¿Cuáles fueron las condiciones del contrato?
K-mono: Firmamos un contrato por tres discos. Vos tenés que vender una determinada cantidad para acceder al otro. Los contratos son estándar, pero nosotros lo leímos muy bien y fue retocado varias veces hasta que nos pusimos de acuerdo entre las partes.
Mana: Nosotros ya les dimos el disco hecho, por eso ellos no nos podían decir qué canción iba ni nada por el estilo. Nos mandaron a un estudio, Del Abasto al Pasto, donde tenían todos los turnos ocupados, había solamente un fin de semana libre. Al disco hubo que grabarlo en un solo día. Y se mezcló al siguiente. Al principio el ingeniero de sonido nos dijo que era imposible hacerlo así, pero después se copó con la banda y el loco laburó dos días seguidos sin dormir. Fue impresionante
-Ustedes siempre defendieron la producción independiente, ¿surgió algún conflicto ante la posibilidad de firmar para un sello grande?
K-mono: Más bien, esos conflictos existen desde los comienzos de la banda. Nosotros siempre hicimos todo de manera independiente. Pero el eterno dilema es que para ser independiente necesitás trabajar el doble o el triple, tenés que dedicarle todo tu tiempo a la banda, algo que nosotros no estamos en condiciones de hacer.
Mana: Cuando no tenés guita ni para pagar un tren, vos ves que el sueño del disco se te va. Llegó un punto en el que dijimos: "Si queremos que la gente nos escuche, si queremos que disfrute de nuestra música, la única que nos queda es que saquen el disco estos tipos. Solos íbamos a demorar seis años más.
-Ahora que el CD está en la calle también se plantea el dilema de la difusión...
Mana: Tenemos que movernos nosotros. La mejor forma de difundir es salir a tocar. Eso es lo que hicimos estos seis años y es lo que vamos a seguir haciendo. Por eso hasta en el Parque Rivadavia de Buenos Aires hay casetes en vivo de Carmina Burana.
K-mono: Ninguno de nosotros va a ir a romper las pelotas a la Rock & Pop para preguntar por qué no nos pasan. Nosotros queríamos tener un disco para que la gente lo escuche, ahora los que necesitan venderlo son los de la compañía.
-Las bandas que recientemente ficharon con las grandes discográficas, Catupecu Machu, Cabezones, La Cruda y ustedes, ¿tienen algún código en común?
Mana: Sí, son bandas que están luchando desde hace mucho tiempo desde abajo, no están armadas por los sellos. Creo que las discográficas están buscando una historia medio rockeada, con cierto mensaje. Además, los chicos de Catupecu son amigos. Las primeras veces que fuimos a Buenos Aires nos quedábamos a comer y a dormir en la casa de ellos. Nos recibieron rebién.
K-mono: Con respecto a las otras bandas yo me siento como un sapo de otro pozo, porque nosotros nos vestimos de otra manera, hablamos de otra manera y la música es diferente. Nosotros venimos de pueblitos muy chiquitos. Yo he visto rostros dentro de Universal preguntándose qué hacen estos tipos acá. Cuando fui a la compañía me lo crucé a Joaquín Galán. El loco se asustó, habrá pensado que lo iba a asaltar (risas).
-¿Son conscientes de que lo que les está pasando es el sueño de muchos grupos?
K-mono: Sí. Es una risa, porque nosotros conseguimos lo que nunca buscamos, es como que cumplimos el sueño de otras bandas. Nosotros jamás recorrimos las discográficas ofreciendo un demo. Eso también pesó a la hora de firmar el contrato, el hecho de pensar cuántos hay que quisieran editar un compacto de esta manera. Estar en una compañía grande no es importante, lo importante es que haya salido el disco en todo el país.
-¿No les convendría mudarse a Buenos Aires?
K-mono: Mauricio, Ezequiel y Juan Manuel se van a ir para allá. Nosotros nos quedamos. Creo que así es mejor. Nosotros podemos mover la cosa desde acá mientras ellos trabajan desde Buenos Aires. Yo por ahora no puedo irme de Firmat. Ahí tengo a mis cuatro hijas y trabajo en una fábrica metalúrgica. Esclavo de día, rockero de noche (risas). Además conozco muchas bandas que se fueron a Buenos Aires y terminaron hombreando bolsas. Eso de que si sos del interior nadie te va a dar bola en Capital se terminó.
-¿Rosario está agotada como plaza rockera?
K-mono: No, Rosario es el mejor lugar donde yo he tocado. Es donde más sentís a la gente. Ahora se está calentando la cosa en Buenos Aires. Pero los porteños nos miran un poco asustados, acá lo disfrutan más.
Mana: Acá hay muchísimos grupos buenos. Pero algunos se limitan a decir que son bandas de Rosario. Nosotros no. Carmina no es de ningún lugar. Ya cortamos los vínculos y vivimos el desarraigo. Eso te da mucha libertad.



Después de 6 años, Carmina Burana editó su primer CD.
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