Joaquín Núñez vive desde hace 15 años en Villa Banana, pero desde hace más de dos décadas trabaja en barrios carecientes. El cura franciscano está al frente del centro comunitario San José Obrero. En el comedor se alimentan diariamente 600 chicos, pero también se atiende a ancianos y embarazadas. Si bien la ley indica que se debe brindar alimentos en el comedor comunitario a los niños entre 2 y 12 años, Núñez confiesa que allí se amplía la franja de edad de los comensales. "Los chicos de 13, 14 o 15 años quedan totalmente a la deriva. No tienen trabajo, no van a la escuela y entonces los consume la droga", afirmó el sacerdote, antes de señalar: "Los muchachos drogados salen a delinquir, a matar y a que los maten". Núñez recordó que el año pasado mataron a 25 adolescentes del barrio en distintos enfrentamientos, y muchos de esos chicos fueron velados en la capilla del barrio. Las familias tienen un promedio mínimo de siete integrantes. El 80 por ciento de los adultos está desocupado y el resto consigue trabajos temporarios o changas. "La necesidad y la angustia de la gente son permanentes, pero también los excluidos tienen una entereza casi natural", afirma el cura.
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