Gustavo Conti
Primera aclaración: los dos se tomaron las cosas muy en serio. Tanto por la concentración que exhibieron como por la pierna fuerte que nunca se guardaron. Si hasta las casi tres mil almas le pusieron clima oficial al amistoso. Segunda aclaración: casi todos los hombres que salieron al campo serán habituales titulares en la Copa Libertadores. Y hasta cabría una tercera: el impecable césped del Campus de Maldonado, que aguantó toda la lluvia de la antevíspera y el chaparrón intimidante de una hora antes del comienzo, no dejó lugar a las excusas. Conclusión: el partido fue una muy precisa medida de lo que pueden dar Rosario Central, sobre todo, y Nacional en el torneo más importante de América. No es entonces un dato menor el resultado como tampoco la forma en que se llegó a él. Paradójicamente, el 1 a 0 que marcó el triunfo tricolor se gestó en la tibia hora de dominio auriazul, pero recién se justificó en los últimos 30', donde el equipo de Bauza mostró muchas vacilaciones cuando Hugo De León se dio cuenta de cambiar la lentitud de Manteca Martínez y el Polillita Da Silva por la movilidad de Varela y Richard Morales, de difícil solución para los canallas. Si algún mérito le cupo a Nacional en el primer tiempo fue ser efectivo al cien por cien. Porque llegó al gol en su única llegada, que ni siquiera fue elaborada. Central venía saliendo, pero perdió la pelota en el medio y Del Campo aprovechó la ventaja de una defensa a contrapierna (y un Gerbaudo demasiado estático) para aprovechar un remate largo de Morales y fusilar a Tombolini entrando solo por derecha. Precisamente, el sector izquierdo auriazul fue el talón de Aquiles del equipo. Porque Gerbaudo no acertaba, pero tampoco Cuberas, también lento en la marca, o De Bruno, muy impreciso y poco cómodo en la función de compañía de Erroz como doble volante central, colaboraron para evitar que en algunas ocasiones el otrora muy peligroso Sergio Manteca Martínez los complicara. Hasta Bauza pareció entenderlo así al sustituir a Gerbaudo en el complemento por David Pérez y mandarlo a volantear, retrasando a Cuberas. Pero cuando volvieron a trocar posiciones, cuando ingresaron Morales y Varela, quedó evidenciado que el Patón no podía acomodar a su defensa, Tombolini sufrió como nunca antes. Claro que en el terreno de las virtudes Central siempre intentó jugar por el piso y pese a que le faltó profundidad (salvo cuando entró Arias, quien en el final le cedió el gol a Vitamina Sánchez que lo marró increíblemente por dos veces), dominó en gran parte del partido gracias al toque de Ezequiel y Arriola, con Vespa y Maceratesi como socios intermitentes. Y así también contó con algunas chances interesantes como para festejar algún gol. Pero la realidad es que Central perdió y pese a que no hubo puntos en juego no hay que tomarlo a la ligera sino como un buen banco de pruebas donde corregir los defectos que hubo y buscar la manera de explotar lo bueno que hizo, que se valora sólo en el gol. Ese que le faltó anoche.
| |