En el 2000 el cine argentino ganó una batalla de una guerra que libra desde su mismo nacimiento: tener producción y lograr que el público vaya a ver películas nacionales. En el 2001, a pesar de las dificultades crónicas y bajo la euforia de la temporada anterior, los directores criollos hacen cola para empezar a rodar y una larga lista espera encontrar un sitio conveniente en las grillas de estrenos, en ese mar manejado siempre al filo de la improvisación, dónde nadie sabe hasta último momento si su película se estrenará tal o cual mes. Entre obras listas y por rodarse se suma una cincuentena de filmes.
Tres pesos pesados, vapuleados siempre por la crítica pero lo bastante insistidores como para lograr llevar a puerto sus proyectos, encabezan la lista: Juan Carlos Desanzo, Eliseo Subiela y Jorge Polaco. El primero, con "El amor y el espanto", sobre la vida del escritor Jorge Luis Borges en los años 40 y 50, durante el gobierno de Juan Domingo Perón. El segundo espera para mostrar "Las aventuras de Dios", una película filmada en video digital (ver recuadro). El último del terceto es Jorge Polaco, quien después de varios años sin filmar regresa con "Un viaje por el cuerpo", donde traza una fábula sobre el arte y la vida, en base a algunos datos de la vida del pintor alemán Alberto Durero.
Con trasfondo literario y con mucho de gran producción terminaron también sus películas Eduardo Mignogna y Héctor Olivera. Mignogna filmó su propia novela "La fuga", ganadora del concurso Emecé el año pasado. Está protagonizada por Ricardo Darín y Miguel Angel Solá. Olivera se basó en la novela de la chilena Marcela Serrano, "Antigua vida mía", y cuenta con los protagónicos de la española Ana Belén y de Cecilia Roth, y paisajes caribeños incluidos.
En la misma ruta que Mignogna y Olivera se embarcará Pino Solanas, quien comenzará a rodar "Afrodita", sobre una obra de Isabel Allende, y con Cecilia Roth y la española Marisa Paredes. El cordobés Eugenio Zanetti, Oscar por la dirección artística de "Restauración", prepara su debut como realizador también para este año con "Una aventura espiritual". Zanetti reclutó para ello al inagotable Anthony Quinn y apalabró a dos créditos locales: Norma Aleandro y Lito Cruz.
Después del éxito de sus últimas películas Juan José Campanella y Alberto Lecchi ("El mismo amor, la misma lluvia" y "Nueces para el amor", respectivamente) vuelven al ruedo. Campanella comenzará en otoño el rodaje de "El hijo de la novia", para la que convocó a una de las cartas del triunfo de su anterior filme: el actor Ricardo Darín. En tanto Lecchi ya comenzó con "Danza bajo la piel", en pleno teatro Colón, con las actuaciones de Julio Bocca, Enrique Pinti y Norma Aleandro. Alejandro Doria volverá a la dirección en sociedad con el productor Oscar Kramer (el de "Plata quemada", la película de Marcelo Piñeyro que competirá por un premio Goya en España). El proyecto es una comedia ("Sandra, la trapera") inspirada en una obra del novelista Jorge Asís.
El rosarino Gustavo Postiglione también tiene lo suyo luego de la gran performance de "El asadito" (que tuvo que esperar cerca de tres años para ser estrenada comercialmente). "El cumple" y "La peli", la segunda y tercera partes de una trilogía iniciada con "El asadito", también pedirán pista para el 2001.
El baile de las óperas primas
Hacer cine en la Argentina es una odisea. Nadie lo duda. La primera gran aventura es poder filmar una película. La segunda es conseguir estrenarla en una fecha razonable y al año siguiente de haberla rodado. La tercera es que la gente la vea. Y la cuarta, conseguir todo para hacer la segunda película. Es una triste costumbre que directores de óperas primas valiosas tardan años en volver a filmar. Este año promete que algunos de realizadores noveles irán por su segundo filme. Pablo Trapero, el director de la elogiada "Mundo Grúa", comenzará con "El bonaerense". Fabián Bielinsky cuenta con todas las chances luego de que "Nueve reinas" se convirtiera en una de las revelaciones del 2000. Volverá a filmar este año para la misma productora (Patagonik), aunque el filme aún no tiene título.
"Esperando al mesías" fue una de las mejores películas argentinas del año pasado. Su director, Daniel Burman, filmará este año "Todas las azafatas van al cielo", y se descuenta que tendrá un reparto internacional como en su obra debut.
Por su parte, el primer largometraje del "rosarino" Héctor Molina, "Ilusión de movimiento", espera aún para ser ampliado pero la idea es que se estrene este año. "Rosarigasinos", de Rodrigo Grande, también llegará a las salas comerciales en el transcurso del año. La fecha probable es mayo o junio próximos.
"La ciénaga", la ópera prima de la salteña Lucrecia Martel, rompió el maleficio del Festival de Cine de Berlín. Entró en la competencia oficial del encuentro alemán tras más de una década sin presencia argentina. La película se filmó en Salta, con un reparto encabezado por Graciela Borges y Mercedes Morán. El guión del filme había ganado el premio del Festival de Sundance.
El negocio de la oportunidad
Cualquier cinematografía que se precie de querer ser una industria tiene que dar lugar a los proyectos que son flor de un día, amparados en la oportunidad de explotar el éxito de un suceso. Encabeza esta tendencia la película sobre el cuartetero Rodrigo. Seguros de que el filme se iba a vender como pan caliente, se había planeado hacerlo en tiempo récord y ponerlo en circulación a principios de este mes, pero la cosa se retrasó y ahora no hay fecha. El director es Juan Pablo Laplace y trabaja Beatriz Olave, la madre de Rodrigo.
La precursora de Rodrigo en versión femenina, Gilda, también tendrá su película. Este proyecto que se baraja desde hace años (se llegó a hablar de que lo protagonizaría Natalia Oreiro) llegará con la cara de Paola Krum como Gilda. La producción corre por cuenta de Palito Ortega.
"Chiquititas" tendrá también su versión en cine. La idea es que se estrene para las vacaciones de invierno y se supone que la película reemplazará al espectáculo en vivo que todos los años monta para esa fecha el programa infantil creado por Cris Morena.
Más allá de estos productos pensados para un público específico y cautivo, los títulos siguen en otras estéticas. Hay mucho nombres nuevos que apuestan a filmar sin temor al bajo presupuesto. La gran pregunta es si de esa habitual pobreza se podrá volver a sacar algo.