Taba, Egipto . - Israelíes y palestinos iniciaron ayer en el balneario egipcio de Taba una nueva ronda de negociaciones, en un desesperado intento por alcanzar un tratado de paz duradero antes de las elecciones del 6 de febrero en Israel, de las que podría surgir un gobierno de línea dura. La oposición derechista de Israel, firme candidata a ganar los comicios, ya advirtió que anulará cualquier acuerdo de paz que pueda surgir antes de las elecciones. Simultáneamente, seguía ayer la violencia en los territorios palestinos, cobrándose la vida de un adolescente árabe, acribillado por el ejército israelí.
En Taba se ha establecido un marco de tiempo de diez días para las conversaciones. La delegación israelí está encabezada por el ministro de Relaciones Exteriores, Shlomo Ben Ami, y la palestina por el presidente del Parlamento, Ahmed Qrei (Abu Ala). La reunión de anoche tenía el objetivo de confeccionar la agenda de la negociaciones.
Adolescente muerto
Funcionarios israelíes van a evaluar las negociaciones el miércoles, antes de decidir si continuarán las conversaciones o las pospondrán hasta después de las elecciones en su país. El encuentro de Taba fue precedido por otro cerca de Ramala entre responsables de seguridad palestinos e israelíes, que discutieron la manera de reducir más la violencia, que ha sido la característica dominante de las relaciones entre ambas partes durante más de tres meses, aunque las autoridades israelíes afirman que ha bajado mucho en los últimos días.
Sin embargo, aunque la violencia ha efectivamente decrecido, ayer un adolescente palestino fue muerto a tiros por soldados israelíes. De acuerdo con fuentes palestinas, un muchacho de 16 años falleció en el cruce Karni, franja de Gaza. El adolescente falleció cuando los soldados israelíes abrieron fuego contra un grupo de palestinos que lanzaban piedras contra un puesto de observación del ejército.
En cuanto a las negociaciones, los temas más conflictivos continúan siendo el destino de cerca de cuatro millones de refugiados palestinos, y en especial su derecho a regresar a territorios ahora israelíes, así como el control sobre las sitios sagrados en Jerusalén.
Barak dijo ayer a la radio del ejército que hay pocas probabilidades de que las conversaciones tengan éxito. "En el poco tiempo que queda, con las diferencias que hay, la posibilidad de salvarlas no es grande", explicó. Algo más optimista se mostró Ben-Ami, quien ve factible alcanzar un acuerdo en base a las propuestas hechas por el ex presidente estadounidense, Bill Clinton, el 23 de diciembre.
Por su parte, Ahmed Qrei (Abu Ala), dijo a la radio Voz de Palestina: "Podemos alcanzar un acuerdo inmediatamente si Israel acepta implementar las resoluciones internacionales".
El gabinete de Barak decidió que Israel no permitirá el retorno de los refugiados palestinos a sus antiguas casas en territorio israelí, que no entregará la soberanía sobre el Monte del Templo -o al Haram al Sharif- en Jerusalén y que insistirá en que el 80 por ciento de los colonos judíos que residen en territorio ocupado permanezcan bajo mandato israelí después de un acuerdo de paz. Anoche, Yasser Arafat rechazó de plano estas condiciones, que no figuran en el plan de EEUU.
El candidato derechista para primer ministro en Israel, Ariel Sharon, ya anunció que rechaza las negociaciones de Taba y ayer advirtió que, en caso de ganar las elecciones, no reconocerá los resultados de las conversaciones de paz con los palestinos. "¿Cómo puede atreverse un gobierno, faltando dos semanas para las elecciones, a iniciar negociaciones tan decisivas, a sabiendas de que no tiene posibilidad de hacerlas aprobar por el Parlamento?", se preguntaba el parlamentario Meir Shitrit, del Likud.
Otro político de línea dura, el legislador Avigdor Lieberman, uno de los aliados de Sharon, causó conmoción en Israel al declarar que en caso de que Sharon gane las elecciones Israel reconquistará la ciudad cisjordana de Beit Dshallah si desde allí se vuelve a disparar contra el asentamiento judío de Gilo, en el sur de Jerusalén. Además, Lieberman aseguró que Israel "quemará" Beirut y destruirá la infraestructura libanesa en caso de que los habitantes del norte de Israel vuelvan a ser atacados desde el otro lado de la frontera.