Serios enfrentamientos entre hinchas de River Plate y la policía bonaerense, que reprimió con gases lacrimógenos y balas de goma, provocaron la suspensión del superclásico a los 20 minutos. Los hinchas intentaron saltar desde la tribuna a las plateas, pero al ser reprimidos por las autoridades policiales respondieron con proyectiles de distinto tamaño, que provocaron lesiones a varios espectadores, mientras los gases obligaron al árbitro Héctor Baldassi a interrumpir las acciones y enviar a los futbolistas hacia los vestuarios.
En el complemento, a los 33 minutos, cuando Riquelme se aprestaba a ejecutar un córner, una platea cayó al lado de sus piernas, y enseguida otra rozó el cuerpo de uno de los jueces de línea, por lo que Baldassi solicitó la presencia policial.
Sin embargo, los hinchas de River continuaron la agresión con una lluvia de proyectiles y el árbitro determinó suspender el encuentro.
Gallego, insólito
Américo Gallego dejó sentada su oposición a reanudar el superclásico en la primera suspensión con el argumento de que la escasa cantidad de simpatizantes millonarios que quedaban suponía "una inferioridad deportiva".