El testimonio más grave y preocupante que se presentó en la reunión de Esperanza fue el de los vecinos a la planta de la curtiembre, quienes denunciaron los olores nauseabundos y el tránsito de contenedores y gigantescas bolsas rotuladas con fórmulas químicas. Relataron las dificultades que afectan la respiración y la necesidad de mantener cerradas las ventanas de sus casas en pleno verano para evitar el ingreso de olores insoportables.Otros vecinos, por su parte, requirieron que se inspeccione el estado de los techos de zinc y los metales y rejas de las casas ubicadas en las cercanías de las industrias de estas características instaladas en la ciudad.
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