Washington. - Miles de manifestantes abuchearon a George Bush cuando se trasladó en limusina al Congreso y luego a la Casa Blanca y ondearon pancartas donde se leía "honra al ladrón" cuando se dirigía a tomar posesión como nuevo presidente de EEUU, ceremonia realizada bajo las mayores medidas de seguridad en la historia. Columnas de disconformes, en representación de una amplia gama de causas que iban desde el aborto a los derechos de los electores tras la reñida puja electoral, se colocaron en la ruta que siguió Bush hacia el Congreso para el acto de jura y abuchearon cuando la limusina presidencial pasó frente a ellos.
Las manifestaciones fueron las más grandes que se hayan visto desde que Richard Nixon asumió la presidencia en 1973, en plena guerra de Vietnam. En esa ocasión unas 60.000 personas que protestaron la toma de posesión. Algunos organizadores de las protestas contra la toma de posesión de Bush calcularon la asistencia de unas 20.000 personas.
Uniformes antidisturbios
En la mayor operación de seguridad jamás puesta en marcha para una toma de posesión presidencial, la policía en uniforme antidisturbios y a caballo se mantuvo vigilante sobre los manifestantes, junto a miles de agentes del servicio secreto. Un número no determinado de manifestantes fue arrestado, dijeron fuentes de la policía luego de que arrojaran botellas y huevos durante el paso presidencial.
Hubo enormes congestiones en los 10 puntos de vigilancia de las fuerzas de seguridad, que requisaban a todas las personas que ingresaban a la ruta del recorrido presidencial, lo que molestó a algunos manifestantes. Más de una docena de cuerpos de seguridad, bajo la dirección del servicio secreto, ocuparon las calles de Washington para asegurar que no se registrara una repetición de los violentos disturbios que estremecieron la reunión del Banco Mundial en abril del año pasado.
Bush permaneció en el interior de su limusina durante gran parte de la ruta tradicional de su desfile por la Avenida Pensilvania, desde el Capitolio hacia la Casa Blanca. El nuevo presidente finalmente salió a dar una breve caminata en el exterior después de que llegó a una zona segura cerca de la Casa Blanca, que estaba llena de personas que habían pagado entrada a las ceremonias y donde no había manifestantes.
Algunos de los manifestantes llevaban máscaras y disfraces de los cinco jueces de la Corte Suprema de Justicia, quienes decidieron parar el recuento de votos en el Estado de Florida, en una medida que dio a George W. Bush la victoria presidencial sobre su adversario demócrata, Al Gore.