Año CXXXIV
 Nº 49.004
Rosario,
domingo  21 de
enero de 2001
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El alto costo de la Legislatura reavivó el debate en los principales partidos
El ajuste golpea las puertas de la clase política santafesina
Cada diputado o senador provincial "cuesta" casi 1.200.000 pesos anuales. ¿Se viene la unicameralidad?

Walter Palena

La palabra ajuste hizo una justa parábola y ahora impactó en el corazón de la clase dirigente, activando ideas y bombeando proyectos de los más variados, pero todos con un denominador común: reducir la brecha entre el gasto mensual que tiene un legislador provincial respecto al ingreso que perciben los sectores más postergados de la sociedad. En Santa Fe, el debate no promete quedarse en una simple catarsis de verano.
Sensibilizados por datos oficiales y de consultoras privadas, que mostraron una notable diferencia del gasto a favor de Córdoba, los políticos santafesinos salieron a fijar posición sobre la ofensiva del gobierno nacional para que los Estados provinciales reduzcan los fondos destinados al funcionamiento de sus Legislaturas.
Una lista que distribuyó el Ministerio de Economía, tomando como base presupuestos globales, indicó que a Santa Fe cada legislador (69 entre diputados y senadores) le cuesta por año 1.150.794 pesos. Córdoba, en cambio, tiene una erogación de 356.061 pesos entre los 133 representantes que tiene en ambas cámaras (ver infografía).
El vicegobernador Marcelo Muniagurria calificó de "tramposa" la nómina que difundió el gobierno, donde ubicó a Santa Fe en el cuarto lugar del ránking de provincias que destinan anualmente más dinero para mantener el sistema político. Córdoba logró el puesto 17 en esa escala. "No se puede hacer una comparación lineal, porque el número de representantes es diferente", dijo a La Capital el titular del Senado, y ensayó una explicación matemática: "Córdoba tiene más representantes que Santa Fe. Si se divide determinado monto por una cantidad mayor de legisladores, la cifra arroja un gasto menor".
El presidente de la Cámara de Diputados, el justicialista Alberto Hammerly, también echó mano a la calculadora para relativizar la comparación con los cordobeses. Sin embargo, al igual que Muniagurria, admitió la necesidad de reducir el presupuesto legislativo (actualmente de unos 74 millones de pesos) y de seguir impulsando leyes para recortar el personal y eliminar los gastos superfluos en el ámbito parlamentario.

Una solución posible
Desde la oposición la visión es más drástica. Transportan el debate a la agilización de los trámites parlamentarios más que a una cuestión de reducción de gastos, al que también consideran que hay que podarlo, pero que no constituye el núcleo de la reforma política que necesita la provincia.
Angel D'Ambrosio (Lista Celeste de la UCR) y Alberto Beccani (Convergencia Radical) coincidieron en que una solución posible sería adoptar un sistema unicameral. Esto implicaría una doble ventaja: suplir la morosidad en el tratamiento de las leyes y reducir sensiblemente el gasto operativo que demanda el funcionamiento de dos cámaras.
"Creo que con 50 legisladores estaríamos bien", consideró Beccani, senador provincial por el departamento Rosario, quien resaltó que la idea de fusionar las cámaras estuvo plasmada en la plataforma que intentó llevar a Horacio Usandizaga a la Casa Gris en las elecciones de 1999.
D'Ambrosio también levanta la bandera de la unicameralidad. Afirma que no tiene razón de ser que en una provincia existan dos instancias parlamentarias: "Sin entrar en una polémica extrema, el sistema bicameral santafesino está al servicio de la burocracia y de la aristocracia política. Como el peronismo tiene una preponderancia en el centro-norte de la provincia, aprovecha esa mayoría en Senadores".
Una de las principales dudas que genera la implementación de la unicameralidad es la pérdida de representatividad de los departamentos con menor densidad poblacional.
El Senado está conformado por 19 integrantes, que corresponden a cada uno de los distritos en que se divide la bota santafesina. Si se elimina la Cámara alta, la eventual implementación de un Congreso único debería contemplar una modalidad electoral que garantice la pluralidad en la representación territorial.
Otro de los puntos conflictivos se da en los trámites legislativos. Algunos sostienen que la existencia de dos cámaras permite una tarea de control, mejoramiento y revisión de las leyes. En la vereda de enfrente, dicen que ese vaivén legislativo es lo que anquilosa el tratamiento de una norma, provocando una lentitud en la ingeniería parlamentaria.
Sin embargo, Muniagurria afirmó que, en varias leyes, el funcionamiento complementario entre ambas cámaras las mejoró sensiblemente. "Personalmente no me asusta la idea de una sola Cámara, pero no hay que generalizar ni entrar en conceptos histéricos. Para adoptar ese sistema se necesita modificar la Constitución; no hay otra alternativa", sostuvo.
La posibilidad de introducir cambios en la Carta Magna provincial parece cada vez más cercana, y ya dejó de ser tabú para el oficialismo, aunque prefieren esperar hasta el 2002 para instalar de lleno el tema. "Hay demasiadas dificultades económicas y sociales como para encarar la reforma ahora. Estamos en un año electoral y sería muy oneroso llamar a una elección de constituyentes en el corto plazo. Pero es cuestión de consensuar con las demás fuerzas políticas. Si hay acuerdo, se inicia el debate", reflexionó Hammerly.


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