Los preparativos y la partida de estos dos barcos generaron serios disturbios en ese país entre la empresa procesadora del combustible nuclear, la Compañía General de Materiales (nucleares) (Cogema), y grupos ambientalistas que trataron de impedir la carga. Algunos activistas se llegaron a encadenar a las vías del ferrocarril, para evitar el paso de los vagones cargados con plutonio, y otros pegaron sus brazos a los rieles con adhesivo instantáneo de contacto, con igual propósito.
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