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Rosario,
sábado  20 de
enero de 2001
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Cayó la demanda de alquileres de casas quinta en Funes y Roldán

Carla Rizzotto

A sólo unos metros de la ciudad, sin playa pero con una pileta asegurada y para todos los bolsillos, las quintas de Fisherton, Funes, Roldán y Pueblo Esther son una alternativa para los rosarinos que se quedan, y una salvación para aquellos que trabajan en verano. Sin embargo, desde el sector inmobiliario de la zona evaluaron que "el alquiler fue muy flojo en enero, y para febrero todavía no hay movimiento". La recesión económica y los bajos precios en los centros turísticos son la respuesta de estos comerciantes a la hora de analizar la poca demanda. Si bien hay una superpoblación en estas ciudades satélites durante los fines de semana, el resto de los días se convierten en semidesiertos (ver recuadro).
La mayoría de los rosarinos que optó por veranear en una quinta de Funes o Roldán (18 y 28 kilómetros de distancia, respectivamente) desembolsa 1.500 pesos mensuales, por una casa de dos dormitorios, un terreno de aproximadamente 1.000 metros cuadrados, cocina-comedor, baño y pileta. "Las casonas de cuatro o más dormitorios (que cuestan entre los 2.000 y 3.000 pesos mensuales) casi no tuvieron demanda esta temporada", reveló Cristina Pozzobón, dueña de la inmobiliaria que lleva su nombre. Mientras que Carlos Rodríguez Ansaldi, de la inmobiliaria CAI, sostuvo que "la gente siempre busca los alquileres más barato".
Las quintas de tres dormitorios se cotizan en 1.500 pesos o más, y esto depende de las comodidades y el estado del parque, la pileta y la vivienda. Según revelaron las inmobiliarias, la "gente realiza contraofertas bajísimas, nadie está dispuesto a pagar lo que se pide". "Son supergasoleros", disparó Raúl Viglione, de Criscenti Inmobiliaria, quien reveló que las "casas construidas hace dos años, que no tienen nada de sombra, son una opción para los que quieren gastar alrededor de 800 pesos mensuales".
El tiempo de alquiler varía según el visitante: la mayoría de los expertos en este rubro asegura que están quienes se quedan una quincena y aquellos que se instalan el mes entero. Sin embargo, detallan que ya casi no existe el que se queda toda la temporada. El precio por 15 días de alojamiento "se reduce a la mitad".

Equivalente a un viaje a Brasil
Las ofertas tentadoras de Brasil y los precios de alquiler en cualquier destino turístico de la costa atlántica son las causas de la escasa demanda. Rubén Borsatto, de la inmobiliaria Porta-Paganini-Borsatto, argumentó que "se está pidiendo por una casa en Funes o Roldán lo mismo que en cualquier lugar de la costa". Por eso, aquellos que eligen veranear en casas quinta "son los que tienen que trabajar durante el verano, dejan a la familia en la pileta y van a vienen de Rosario", añadió. Con la idea de no trasladarse lejos, los matrimonios con hijos chicos también optan por esta comodidad.
Casas superequipadas, en un barrio residencial y más cerca de la ciudad: alquilar una casa en Fisherton significa comodidad y confort pero obliga a los visitantes a desembolsar más de 2.000 pesos mensuales. "Este año no se registró el intenso movimiento del año pasado. La gente quiere alquilar en Fisherton pero es casi imposible por los costos", apuntó el dueño de la inmobiliaria Passaro, Nino Passaro, quien agregó que "muchas veces las operaciones se frustran porque los propietarios quieren alquilar su casa a gente conocida".

Con vista al río
A 15 kilómetros de Rosario, una opción para los amantes del río es Pueblo Esther. Los precios que se manejan son similares a los anteriores, pero se encarecen cuando la casa elegida tiene barranca al Paraná. Una quinta con dos dormitorios, cocina, comedor, parque de 500 metros y pileta oscila entre los 1.000 y 1.200 pesos por mes en enero. Mientras que las cercanas al río suben a 1.800 pesos. "Bajó un 30 por ciento la demanda con respecto al año pasado", reveló Eduardo Di Fusco, empleado de la inmobiliaria Graziani. Pero Carlos Valderrama, dueño de Valderrama Suescun, manifestó: "En enero se trabajó bien pero, a diferencia de otros años, diciembre fue flojo".
Aquellos que están planeando alquilar en febrero, tienen una a favor: los precios disminuyen en ese mes un 20 ó 30 por ciento. "Una casa que cuesta 1.500 pesos en enero, baja a 1.200 en febrero", detalló Borsatto. Las inmobiliarias, no obstante, no se muestran optimistas en cuanto al movimiento durante febrero: "A esta altura no creemos que pueda repuntar mucho la demanda".


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