Año CXXXIV
 Nº 49.000
Rosario,
miércoles  17 de
enero de 2001
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Vivir con asma
Adherencia inadecuada por parte de los pacientes al tratamiento prescripto y necesidad de fijar nuevos parámetros para evaluar la enfermedad, dos cuestiones planteadas en un estudio realizado en Suiza

Las directrices internacionales desarrolladas a finales de la década de los 90 para ayudar a los médicos a evaluar y tratar a los pacientes con asma no han evitado que la morbilidad y la mortalidad de esta enfermedad sigan en aumento y que su tratamiento esté por debajo de las necesidades.
Los expertos reunidos en el Congreso Mundial de Neumología y en el Congreso de la Sociedad Europea de Neumología, celebrado en Florencia (Italia), han coincidido en la necesidad de introducir cambios en el manejo del asma para centrarlo más en las necesidades cotidianas de los pacientes, como un medio para evaluar la situación real y frenar la creciente epidemia de la enfermedad.
Un nuevo estudio clínico realizado en Suiza, presentado el 31 de agosto de 2000 en el Congreso Europeo de Neumología, demostró que casi un tercio de los niños entre 4 y 16 años estaban infratratados y que incluso algunos padres daban deliberadamente menos medicación de la prescripta por miedo a los efectos secundarios. Sin embargo, el estudio suizo asociaba ese mal tratamiento con un incremento de las visitas a urgencias y, por lo tanto, con un incremento del gasto sanitario.
Entre las diversas necesidades no satisfechas en el asma, además de la adherencia inadecuada por parte de los pacientes al tratamiento prescripto, está el fijar nuevos parámetros para evaluar la enfermedad. Tradicionalmente los facultativos han evaluado el asma sobre la base de los síntomas y las medidas de función pulmonar. No obstante, los pacientes ponderan el estado de su enfermedad en función de las crisis y del impacto que aquélla tiene sobre su vida cotidiana.
"Hay una verdadera necesidad de comunicación bidireccional entre el paciente y el médico. Los pacientes tienen que dejar de ser meros receptores de información para convertirse en personas que toman decisiones informadas sobre su tratamiento", señala Erkka Valovirta, alergólogo pediátrico en Finlandia y vicepresidente de la Federación de Asociaciones de Asma y Alergia (EFA).

Libres de síntomas
De acuerdo con las directrices de la Gina (Global Inniciative for Asthma), el tratamiento debería asegurar: \* Que los pacientes estén libres de síntomas, \* Que puedan vivir una vida sin restricciones con una actividad física normal.
* Que la función pulmonar sea tan normal como fuera posible.
* Que necesiten la mínima medicación de rescate que sea factible.

Sin embargo, un reciente estudio británico demostró que más de dos tercios de los 2.232 pacientes que estudiaron tenían que usar su inhalador de rescate al menos dos veces al día, a pesar de que la mayoría (el 79%) consideraba que su asma "estaba bien controlada".
El estudio también demostró que casi dos tercios de los pacientes consideraba que el asma limitaba sus actividades cotidianas, incluidos los deportes, las labores domésticas y la elección de trabajo, y que en un 30% había interrumpido su sueño, al menos, una vez a la semana.
Los médicos tienden a subestimar el impacto del asma en la vida de sus pacientes porque hablan un lenguaje diferente al de ellos. Mientras que los especialistas basan la evaluación en parámetros clínicos, como el volumen de flujo expirado, para los enfermos estos parámetros no reflejan el verdadero impacto en su calidad de vida.
Esta es una de las evidencias que el estudio Asma in Realte, realizado en Italia, develó. Dicha investigación -que incluyó las opiniones de 311 asmáticos adultos, 305 niños, 305 padres, cien pediatras y doscientos médicos de atención primaria- reveló que los médicos perciben los tratamientos actuales como eficaces, mientras que los pacientes creen que siguen sufriendo la enfermedad.
"Está claro que es vital que los médicos hablen con los pacientes sobre los efectos del asma en sus actividades cotidianas, de modo que podamos diseñar un tratamiento a medida que les asegure la posibilidad de realizar sus actividades sin miedo a sufrir una crisis", dijo el alergólogo y neumólogo Walter Canonica, del Departamento de Medicina Interna de la Universidad de.Medicina de Génova, Italia.

En el embarazo
En la actualidad, gracias a los avanzados tratamientos de la medicina, las mujeres embarazadas con asma y alergias pueden estar más tranquilas, puesto que hasta ahora no se ha probado que algún medicamento para controlar ambas enfermedades interfiera directamente con el desarrollo del feto. Aun más, los especialistas consideran que lo mejor para el feto en desarrollo es un buen control de la madre afectada.
Franz Baehr, médico internista y especialista en enfermedades broncopulmonares, explica que las embarazadas asmáticas o alérgicas deben reducir la cantidad de medicamentos, especialmente durante el primer trimestre de embarazo, que es el período en que se produce el desarrollo del feto.
Una de las recomendaciones más importantes para una mujer embarazada asmática es evitar los agentes que desencadenan las crisis. Entre éstos, los ácaros del polvo, la tierra y los pelos de animales. Asimismo, se recomienda el lavado frecuente de manos, para minimizar la exposición a virus causantes de resfríos y gripe, los cuales también pueden gatillar ataques de asma.
En general, no hay ninguna contraindicación para que una mujer que sufre alergia respiratoria siga recibiendo sus medicamentos antialérgicos durante el embarazo. Es así como algunas embarazadas cuya rinitis alérgica es muy severa reciben tratamiento de inmunoterapia, esto es, la aplicación de una vacuna semanal con los mismos elementos a los que ella es alérgica para robustecer los mecanismos de defensa.
Pese a todas las precauciones que se puedan tomar, aún no es posible predecir cómo reaccionará el sistema inmune durante el embarazo. Es así como durante este período alrededor de un 50% de las embarazadas alérgicas no manifiesta mayores complicaciones. Incluso, algunas dicen sentirse mejor. La otra mitad, en cambio, considera que sus alergias se complican y que se sienten peor.
En el caso de las rinitis alérgicas -que pueden ser estacionales (mientras haya polen, entre otros agentes, en el ambiente) o de duración indefinida (ocasionadas por pasto, polvo, plumas, entre otros)- es preciso tratar de evitar el alergeno, es decir, lo que produce la reacción.



La limpieza de la habitación merece especial cuidado.
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