Eugenia Langone
Es considerada una zona exclusiva por su mirada hacia el Paraná, pero barrio Martin surgió alrededor del molino yerbatero de la empresa Martin y Compañía, más conocido como la yerbatera Martin. Entre barrancas y terrenos ferroviarios, la zona se loteó y al poco tiempo comenzó a urbanizarse. Los vecinos dicen que es cómodo por su cercanía con el centro, y aseguran que a la vez mantiene la tranquilidad típica del barrio. El marco del parque Urquiza es otro de sus privilegios y miles de rosarinos lo eligen para pasar allí las tardes de verano. Pero sus habitantes lo prefieren con la tranquilidad de los días de semana, así como los jubilados que todas las tardes se reúnen en una de las pocas canchas de bochas de la ciudad con vista al río. Aunque sus límites formales van desde Pellegrini hasta Córdoba y de Buenos Aires al río, el corazón del barrio es más pequeño. La avenida de la Libertad, que hasta principios del siglo pasado fue la traza del ferrocarril, es de alguna manera su columna vertebral. Por eso, para muchos barrio Martin se reduce a las tierras que pertenecieron a la empresa yerbatera, que ocupaba la zona de Ayacucho, avenida de la Libertad y 3 de Febrero. El barrio también es el parque Urquiza, pero a la vez es más que eso. El espacio que nació como parque de los Derechos de la Ancianidad a fines de los años 40 y que fue remodelado pocos años atrás es un paseo obligado de muchos rosarinos. Lo que en su momento fue la Estación del Ferrocarril Oeste Santafesino ya es parte del paisaje en la zona de Chacabuco y 9 de Julio y, luego de que allí funcionara hasta una capilla, hoy está casi abandonada. Pero además el parque es un punto de encuentro, y la remodelación de los bares de la zona está comenzando a cambiar el perfil del lugar, como el Bar del Anfiteatro -recientemente reconcesionado-, la reconstrucción del Munich y las nuevas Terrazas del Munich, que durante de la década del 70 fue el tradicional Cocktail Elena. Adalberto Clericci trabaja desde hace 65 años en Martin y Compañía, y este hombre al que todos llaman Don Tito es uno de los memoriosos de la zona. Desde siempre se llamó barrio Martin, no hay una fecha, afirma Don Tito, quien recuerda que cuando se instaló allí el molino yerbatero el barrio tomó el nombre. Pero por aquel entonces la zona no estaba urbanizada. Luego del loteo realizado por la empresa Martin y Compañía en la década del 50, comenzaron a construirse más viviendas, y fue en la década del 70 que muchas de las casas fueron demolidas para levantar los edificios que hoy caracterizan al lugar. Barrio Martin fue en algún momento un espacio exclusivo y aunque continúa siendo una zona cotizada, las cosas cambiaron. La cercanía de la Ciudad Universitaria hizo que algunos estudiantes eligieran vivir en la zona, mientras que en los terrenos de la yerbatera se levantará en poco tiempo un hipermercado que cambiará las costumbres del barrio. Entre las antigüedades del lugar está el Hospital Provincial, que funciona desde octubre de 1855, y su capilla -construida en 1888- es toda una reliquia. Con el tiempo, el barrio mantiene aún sus rincones pintorescos como los pasajes Cajaraville y Santa Cruz. Así como sus ya tradicionales jacarandaes por las calles como 3 de Febrero y Chacabuco. Y, como si fuera poco, la avenida de la Libertad fue comparada con Nueva York. Sthepney Cortez Kibbie era cónsul de Estados Unidos cuando se atrevió a asegurar: Es igual al Riverside Drive, sobre el río Hudson.
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