Tomarse unos minutos para contemplar un óleo en el que el juego de luces y sombras invita a volar con la imaginación puede convertirse en un momento mágico y placentero. Es más, suele formar parte de esas tareas pendientes que siempre se dejan para más tarde por culpa del ajetreado año de trabajo. Pero en vacaciones todo es distinto y esa oportunidad ya no se torna tan imposible. El Museo Municipal de Bellas Artes Juan B. Castagnino no cierra en verano y recorrer sus laberínticos pasillos se convierte en una seductora opción para quienes gustan de la plástica. Una actividad más que la ciudad ofrece durante esta temporada 2001.
Es muy bueno que el museo esté abierto porque en verano generalmente la gente dispone de más tiempo para visitar muestras y exposiciones, señaló la recepcionista del Castagnino, Silvia Benítez.
En rigor, esta es la segunda temporada de verano en la que el Castagnino permanece con sus puertas abiertas y, para este comienzo de nuevo milenio, sorprende con dos exquisitas muestras. Por un lado, se puede visitar la exposición del reconocido artista plástico argentino Luis Felipe Noé y, por el otro, los amantes de la fotografía pueden dejarse cautivar por la muestra del fotógrafo francés Jacques Henri Lartigue. Ambas exposiciones fueron inauguradas en diciembre y pueden visitarse hasta el 4 de febrero.
Esencialmente rosarino
Sin dudas, la impronta rosarina se alza como la característica principal del Castagnino. Se intenta difundir mucho el patrimonio cultural de la ciudad, apunta Benítez, mientras muestra unas hermosas postales realizadas por artistas locales, como Liliana Jones y Eduardo Lascano, y que pueden adquirirse a tan sólo un peso en la recepción del museo.
Unos metros más allá, un joven matrimonio con su pequeña hija en brazos contempla la obra de otro rosarino, en este caso el reconocido pintor Antonio Berni, de quien se exponen dos excelentes obras que forman parte de la muestra de arte permanente del Castagnino. En realidad me gustan todos los museos. Siempre trato de ir y visitarlos, señaló Carlos Cunz, el jefe de la familia, al tiempo que su mujer, Vanesa, rescató la importancia de que el museo permanezca abierto en verano. Es buenísimo, porque así podemos venir todos juntos, indicó.
Visitantes sofocados
Pero si bien la apuesta de abrir durante las vacaciones es muy buena, puede incomodar un poco la ausencia de una correcta ventilación. Así lo hicieron notar Graciela y Eliseo, dos rosarinos admiradores de la obra de Noé que un tanto sofocados ayer visitaban la muestra. La obra es maravillosa, pero se apreciaría mejor si hubiera aire acondicionado porque la verdad que entre las luces y la poca ventilación se torna bastante difícil recorrerla, señalaron.
Más allá de ese detalle, el Castagnino abre sus puertas e invita a recorrer sus salas, donde es muy difícil no dejarse maravillar por las obras de Benito Quinquela Martín o de Fernando Fader, entre muchos otros. Sin dudas, una distinta y tentadora opción para los amantes del arte, que puede ser visitada a lo largo de todo este verano de martes a domingos, de 16 a 21.