Año CXXXIV
 Nº 48.991
Rosario,
lunes  08 de
enero de 2001
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Raúl Marcovich, un luchador del fútbol
El técnico rosarino concluyó una exitosa temporada en el Bucaramanga de Colombia

José Petunchi

Se define como un luchador y un apasionado del fútbol. Aunque también se lo puede considerar un trotamundos, porque luego de haber trabajado como colaborador en Newell's, Independiente y River, empezó a forjar su camino en el Yokohama Marinos de Japón, y más tarde en el Emelec y el Barcelona de Ecuador. Pero en la última temporada, y con 46 años, afrontó su mayor desafío profesional. En abril del año pasado asumió como técnico en el Club Atlético Bucaramanga, de Colombia, cuando el equipo estaba literalmente descendido y, casi siete meses después, la realidad encontró a los leopardinos peleando un poco más arriba de la mitad de la tabla.
Decidí ir a trabajar a Colombia porque me gustó el desafío. Me entusiasmó el proyecto, el equipo estaba descendido cuando llegué, y eso significaba un ingrediente especial, porque era la primera vez que iba a estar en una situación así. Además en esos casos uno se juega el sacrificio y el prestigio de muchos años. Por todas estas cosas es que me gustó el desafío y lo afronté, y hoy por suerte puedo decir que las cosas me salieron bien, argumentó Marcovich, el único técnico argentino que trabajó en Colombia en la temporada anterior.
El proyecto y la amistad con Pedro Masacessi, aquel volante que amagó con ser el sucesor de Bochini en Independiente y que ahora está devenido empresario, lo decidieron a desembarcar en el Bucaramanga, que en el 2000 fue sponsorizado por el Atlante de México. El único equipo de la ciudad homónima y de la provincia de Santander. La idea me gustó porque era la experiencia que me faltaba vivir, porque había que salvarlo del descenso, repite permanentemente, haciendo hincapié en el desafío que se había trazado cuando aceptó el cargo como entrenador.
La figura más rutilante del equipo es el Gordo Iván Valenciano -ex jugador de la selección colombiana-, que llegó libre del Morelia de México y fue una pieza importante en el funcionamiento del equipo. El otro conocido para los argentinos es Wilson Núñez, un uruguayo que pasó por Deportivo Español cuando militaba en primera y su primera época en la B Nacional.
Ahora, cuando hizo posible el milagro de salvarlo del descenso y mientras desde México estudian la posibilidad de volver a sponsorizar al equipo por otra temporada, Marcovich empieza a definir su futuro. Estoy hablando con ellos para la renovación y también estoy viendo otras posibilidades de otros lugares, admite el rosarino que entre otros trabajó con Jorge Raúl Solari, Salvador Capitano y el Pelado Ramón Angel Díaz, en River Plate.
No obstante, reconoce que si de desafíos se trata, lo más importante para mí sería poder dirigir en el país, porque es una excelente medida para nosotros los entrenadores, algo que todavía no tuve la oportunidad de hacer. Porque si bien es cierto que es un técnico conocido en Rosario, también lo es que este trotamundos del fútbol es poco conocido en el ámbito nacional, puesto que siempre trabajó bajo la sombra de algún entrenador reconocido. Dirigir en la Argentina es la oportunidad que uno está buscando, pese a que en nuestro país el tiempo que duran los entrenadores depende de los resultados, pero esos son los desafíos lindos que uno siempre está buscando.
Pero más allá de la condición en que trabajó en los distintos clubes, Marcovich de todos rescata algo: Para mí fue muy importante el paso por todos los equipos, estoy orgulloso y agradecido de haber estado en cada uno de ellos. Además siempre he trabajado en cuerpos técnicos que estuvieron peleando por cosas importantes.
Tan acostumbrado a pagar los platos rotos, por virtud de algún criollo chanta que se quiso hacer la América en ese lugar, a los argentinos los miran mal donde vayan, sin embargo Marcovich rescata el paso de varios rosarinos por tierras colombianas. Hablan muy bien del Patón Bauza, de Jorge Balbis, de Van Tuyne y Daniel Seita, quienes han dejado una huella muy grande, tanto como personas como profesionalmente, eso me puso orgulloso y me hizo muy bien para desarrollar mi trabajo.
-Teniendo en cuenta todos los países donde trabajaste, ¿qué lugar te impresionó más?
-Uno va adquiriendo cosas y formándose culturalmente. Y como país, si bien le estoy eternamente agradecido a todos los lugares en los que he trabajado, Japón fue el que más me impresionó. Me dejó cultural y organizativamente un montón de cosas, me sirvió para conocer el Primer Mundo. Y a veces ver eso te da un poco de bronca también, porque en nuestro país tenemos la posibilidad de ser como ellos y sin embargo no tenemos la capacidad para poder realizarlo.
-¿Cómo te definirías en el plano profesional?
-Un luchador incansable, un técnico y una persona que afronta todas las situaciones, que quiere progresar día a día, escuchando a todo el mundo, porque de cada uno siempre se saca algo. Pero fundamentalmente soy un técnico que deja la vida en cada entrenamiento, que es honesto y que por sobre todo se rodea de gente capaz, que es muy importante.



Marcovich salvó a Bucaramanga del descenso.
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