Año CXXXIV
 Nº 48989
Rosario,
sábado  06 de
enero de 2001
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El proyecto, que funcionará por Internet, es impulsado por Cáritas
Rosario tendrá un banco de alimentos con donaciones de grandes empresas
Es el primero del país. Las firmas aportarán productos para cubrir la demanda de entidades benéficas

Isolda Baraldi

Rosario será la primera ciudad del país en contar con un banco de alimentos vía Internet, apoyado en la solidaridad comercial y empresaria. La iniciativa, lanzada por Cáritas Rosario, permitirá que grandes donaciones de comida por parte de mercados de productores, supermercados, frigoríficos, panificadoras, mayoristas y fábricas alimenticias lleguen a comedores y entidades benéficas. Las organizaciones comunitarias explicitarán sus necesidades por e-mail (correo electrónico) y las firmas, también on line, tendrán 24 horas para comunicar los excedentes de comida con que cuentan para la donación. La propuesta apunta a paliar las grandes necesidades que atraviesan muchas familias rosarinas, pero a la vez se inscribe en un fenómeno creciente a escala mundial que ya tiene expresión en la Argentina, el marketing filantrópico, por el cual las empresas asocian la donación a la estrategia comercial y la promoción de sus productos. Sabemos que día a día se desecha gran cantidad de comida, ¿por qué no aprovecharla?, se preguntó el vicepresidente de Cáritas Rosario e impulsor del proyecto, el padre Osvaldo Bufarini.
El sacerdote estimó que el banco podría tener un stock permanente de 10 mil kilos de comida, con el cálculo de que las donaciones diarias se estabilicen entre los tres y cuatro mil kilos. La base ideológica y cristiana de la creación de un banco es, en primer lugar, apelar a la solidaridad y a la idea de compartir, y en segundo término que en definitiva los bienes son de todos los hombres, cuando existe una situación de real necesidad, más allá de una ley, aseveró.
El sistema operaría a partir de la creación de un listado de comedores y entidades benéficas, católicas o laicas, comunicadas vía Internet para explicitar sus necesidades específicas. Las firmas donadoras, por su parte, también tendrán abierto su correo electrónico las 24 horas para comunicar cuáles son los excedentes de comida para donar.
La idea de Bufarini es que las donaciones minoristas se sigan canalizando como hasta ahora y el banco de alimentos se reserve para los grandes contribuyentes. Así, los excedentes de las panificadoras y de los mercados frutihortícolas o los alimentos que no se han vendido y corren el riesgo de llegar a su fecha de vencimiento podrían tener un destino cierto para un inmediato consumo.
¿Qué le significan a un frigorífico 500 kilos de algún producto una vez al mes o cuando está a punto de perecer, o a una fraccionadora de fideos donar un centenar de kilos por mes? Nada, aseguró Bufarini, quien pese a su optimismo reconoció que se deberán aceitar los mecanismos de retiro y búsqueda inmediata de las donaciones. Llevará un tiempo hasta que cada entidad tenga una persona capacitada que resuelva de modo rápido la situación, señaló el religioso.
Poner en marcha el banco de alimentos supone que durante el primer año de funcionamiento las propias firmas donadoras sean también las que ayuden a financiarlo. El riesgo no asusta al padre Bufarini, quien ya tomó contacto con instituciones locales que se comprometieron a colaborar sobre todo con la puesta en marcha del proyecto.
No se requiere una gran inversión, afirmó el sacerdote. Sus cálculos dicen que con unos 2.500 pesos mensuales se sostendría la base de datos que permitiría al menos triplicar la ayuda social que se brinda en la ciudad. Está bien que haya propiedad privada y todo eso, pero cuando hay alguien que se muere de hambre hay que entender que los bienes son de todos los seres humanos, Dios los hizo para pobres y ricos, predicó.



Bufarini estimó en 10 mil kilos el stock de comida.
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