Año CXXXIV
 Nº 48.986
Rosario,
miércoles  03 de
enero de 2001
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Buscó morir en el bosque porque no tenía trabajo
Hallan en un monte de Bariloche a un hombre que pasó 47 días sólo tomando agua. No quería pedir

Ernesto Iribarne, un humilde changarín que se propuso echarse a dormir hasta morir, se internó en un bosque de Bariloche donde pasó 47 días sin comer y logró sobrevivir tomando sólo agua. Internado en el hospital zonal de esa ciudad, donde recibió suero para reponerse del cuadro de desnutrición con el que fue rescatado, Iribarne -de 60 años- dijo que estaba desesperado porque está duro para conseguir trabajo, hay que andar a golpe y porrazo para conseguir una changa, pero quería pedir comida ni nada.
El 18 de noviembre pasado, el changarín desapareció luego de salir de su casa, en el barrio San FranciscoI, donde vive con su hermana, su cuñado y su sobrina. Sus familiares denunciaron el caso ante la policía con lo que empezó una intensa búsqueda en toda la zona.
Recién anteayer, unos chicos que jugaban en cercanías del valle del Challhuaco, a unos 10 kilómetros al sur de Bariloche, encontraron a Iribarne semidesmayado junto al río Ñireco. El hombre les pidió que llamaran a una ambulancia, y fue llevado al hospital Zonal: Salí de mi casa por completo mamado -recordó el changarín-. Me puse a caminar, hasta que me caí en medio del monte y me quedé dormido. Al otro día tenía sed, así que me largué a buscar agua y después me volví a quedar ahí.
Muy flaco y débil, aunque de buen humor, Iribarne agregó: Encontré un pedazo de trapo para taparme, una campera vieja. Ahí me acomodé y no me moví hasta el día que me encontraron. Sólo me arrastraba hasta el río para tomar agua. No quería volver para no molestar a mi familia. Cuando me daba un poquito de hambre, tomaba un trago de agua y se me pasaba, explicó.
Durante los 47 días que Iribarne estuvo desaparecido, se sucedieron semanas de temperaturas extremas, con lluvias y nevisca. Después de un tiempo ya no pude moverme más y quedé ahí, quieto, hasta que me encontraron unos chicos. Ya no me podía mover ni para buscar agua, así que ni bien aparecieron los chicos les pedí que llamaran a la ambulancia, agregó.
Consultado sobre qué lo había decidido a abandonar su casa de esa forma, Iribarne afirmó: Me agarró una locura, mientras estuve ahí pensaba en morirme nomás. Sin embargo, contó que cuando lo encontraron se puso mejor porque creyó encontrar una salvación. Pensé que no era cuestión de entregar el cuero así.
Su hermana Nélida dijo que estaban desesperados porque no aparecía por ningún lado. Nélida afirmó que es como un regalo por el Año Nuevo.


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